Lluís Bassets y Enric Hernández o el periodismo del desastre
La campaña electoral catalana da para mucho. La combatividad de los dos frentes, el del «no» y el del «sí» a la independencia es proverbial. Los del sí, sin embargo, más confiados y alegres, dan rienda suelta a la «revolución de las sonrisas», lo que enerva a los unionistas, que van lanzados difundiendo a diario su «pedagogía del desastre», ese miedo cotidiano que algunos quieren meterle en el cuerpo a pensionistas e inversores para perjudicar a Junts pel Sí y la CUP.
Lo que pretende ese tipo de «pedagogía», basado en la mentira y la intimidación, es activar el miedo atávico ante lo desconocido que tiene cualquiera. Pero para que el miedo se expanda necesita voceros, gente mala que se comporte como los matones y los mafiosos. Las campañas de Societat Civil Catalana contra algunos periodistas y opinadores van en esa línea. El método es muy simple: lanzan un tuit con la foto del interfecto y debajo ponen una frase, manipulada y sacada de contexto, que presenta al interesado como un racista o un loco. Fíjense en la diferencia entre lo que dicen que dije a través de un tuit de la cuenta de SCC y lo que realmente expliqué durante un debate con Nacho Martín Blanco en el Ateneu Barcelonès. Al cabo de dos años y medio de no ser director de la Fundación CatDem sigo siéndolo para que cuadre el argumento.
A esa «pedagogía del desastre», de tintes fascistas, se han sumado sin ningún rubor dos célebres periodistas, el director de la edición catalana de El País y el director de El Periódico, Lluís Bassets y Enric Hernández, respectivamente. El problema no es que dirijan dos diarios unionistas, lo que es perfectamente legítimo, el problema es que esos insignes periodistas se han convertido en un par de activistas que se dedican a insultar a compañeros de profesión con la pretensión de enfrentarlos entre sí. No crean que exagero. Se lo voy a explicar.
Días atrás, Bassets escribió un tuit —que copio de Francesc Marc Álvaro, porque el interfecto me tiene bloqueado—, mediante el cual comentaba los artículos aparecidos en otro medio, La Vanguardia, para calificar de finos estilistas a Antoni Puigverd y Joaquín Luna y de solemnes y sermoneadores a Francesc Marc Álvaro y Ferran Requejo. Por lo que se ve, Bassets no tiene bastante con decidir quién publica en su periódico, que pretende condicionar a otro medio advirtiéndole de quienes son los buenos y los malos articulistas. ¡Alucinante! La discusión en la red fue subiendo de tono y al final Bassets acusó a los independentistas de perros de caza. El hombre tiene estilo.
Hernández, por su parte, terció en la polémica con un tuit porque, como Bassets, se ha convertido en un forofo unionista que escribe artículos tramposos para presentarse como víctima de la persecución de los independentistas. Su artículo No nos señaléis es descarado, especialmente cuando reclama que no se divida a los catalanes entre buenos y malos, demócratas y antidemócratas, patriotas y traidores. Eso es lo que están haciendo muchos articulistas que publican a diario diatribas contra los independentistas en El Periódico. No es que Hernández sea un cínico, es simplemente un hipócrita a quien le importa muy poco la verdad.
Que Hernández y Bassets difundan por Twiter sus preferencias no tendría ninguna importancia si no ocupasen el cargo que ocupan. Lo grave es que tanto en El Periódico como en El País se han publicado un buen número de artículos comparando el soberanismo catalán con el nazismo y el fascismo. Eduard Voltas se lo demostró a Bassets con 17 tuits seguidos que éste respondió con vaguedades y con ese insulto final dirigido contra los soberanistas a los que tildaba de «jauría». Ellos dan rienda suelta a los que difunden mentiras y se atreven a llamar a los demás homicidas.
Como no creo en las casualidades, he llegado a la conclusión que Bassets y Hernández se han puesto al servició de Societat Civil Catalana mediante su vicepresidente, Joaquim Coll, ya que éste señor es miembro del consejo editorial de El Periódico y escribe artículos incendiarios en El País en los que defiende las mismas tesis que los «periodistas del desastre», a quienes, por cierto, no les escandaliza ni pizca que el presidente de esta entidad, Josep Ramon Bosch, este siendo investigado por el juzgado de instrucción nº 3 de Manresa al admitir a trámite la querella de la organización de juristas Drets en su contra por haber creado un perfil falso en Facebook desde el que amenazaba e insultaba a varias personalidades independentistas como la periodista Pilar Rahola, el actor Toni Albà o el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
La estrategia de Bassets y Hernández es presentarse como víctimas cuando en realidad se dedicar a descalificar la opinión de los demás y a encubrir a los articulistas más abyectos que hoy publican en sus medios. No son victimas, son victimarios de la peor especie. Lo que les fastidia de verdad es que la «revolución de la sonrisas» cautive a una gran mayoría de catalanes y les quieren aguar la fiesta con ese bochornoso bulo de que en Cataluña les persiguen. ¡Mentirosos!