¿Llegamos al puerto de Valencia?
La llegada del barco Aquarius a Valencia pone a prueba el compromiso del nuevo Gobierno con los objetivos sociales universales
La llegada de los migrantes refugiados al puerto de Valencia no sólo implica a los que llegan sino también a las autoridades que los esperan y a los ciudadanos que los reciben mirando en sus televisores el mundial de fútbol.
Con la llegada de los refugiados del Aquarius llegamos todos a puerto, nos guste o no.
Somos una sociedad deseosa y dispuesta a denunciar la injusticia pero incapaz de renunciar a la indiferencia
Con solo pisar territorio español, su condición de héroes anónimos a la deriva pasa a ser la de refugiados con estatus de ciudadanos, durante unas cuantas semanas o meses.
La pérdida de su condición de héroes anónimos mutando a la de inmigrantes anónimos que deberán demostrar que su odisea es digna de ser tenida en cuenta.
Arroja luz sobre hasta qué punto las sociedades occidentales necesitan ver y notar el drama, la injusticia o la violencia para percatarse de que existe el drama, la injusticia y la violencia.
Somos una sociedad deseosa y dispuesta a denunciar la injusticia pero incapaz de renunciar a la indiferencia.
El debate español
La llegada al puerto de Valencia de los refugiados va a permitir comprobar si el Estado español solo está preparado para organizar recibimientos o para hacer viable la doctrina de “hospitalidad universal” que proclama.
La iniciativa de Pedro Sánchez de ofrecerse para abrir las fronteras españolas a los refugiados del Aquarius tiene la virtud de hacer aflorar la respuesta de la sociedad española, tanto a los fanáticos de “España para los españoles” como a aquellos que postulan la abertura permanente de las fronteras sin más consideraciones.
Hay que tener en consideración que siempre hay una cuestión que debería orientar las acciones políticas: la humanidad
La disyuntiva que se desliza en la opinión pública entre los que consideran que España ha hecho lo correcto y aquellos que consideran que dicha acción se volverá contra nosotros con efecto boomerang debe tener en consideración que siempre hay una cuestión que debería orientar cualquier acción política: la humanidad.
El reflejo propio
Se olvida con demasiada ligereza que en algún momento de la historia hemos sido la presa del infortunio.
Si observamos cómo se comportan los estados europeos para reafirmar su utilidad hacia los ciudadanos advertiremos que sólo buscan mantener el sueño de una sociedad protegida, autosuficiente, poderosa y con una alta valoración de sí misma, evitando mostrar debilidad.
Fuera del sueño/discurso está la realidad que sólo se puede afrontar si se apartan de ella las creencias, el fanatismo o la demagogia.
Alejar de la realidad la creencia que no ve lo real, el fanatismo que da veracidad a la ficción, la demagogia que convierte el miedo y temor al otro en elixir de una vida segura.
Al ver descender a los refugiados en el puerto de Valencia, al pisar suelo español y al ser recibidos como héroes anónimos, lo que deberíamos alcanzar a ver es, por un breve instante, que la política es capaz de hacer buenas acciones.