Llega el imperio Wang
El protagonismo de la economía china en un mundo globalizado se cobra otra pieza con la adquisición del edificio España de Madrid por el multimillonario chino Wang, frente a la estatua de Cervantes en una Plaza de España más bien mortecina, con sus hoteles y una suerte de tierra de nadie.
El edificio, durante años vacío, como un eco de la década de los cincuenta y los brotes de prosperidad, con su estilo de rascacielos de enjuta simetría, llevaba tiempos en busca de un dueño.
El desplazamiento mundial de los ejes económicos es de vértigo. Los emiratos árabes, Rusia y la India invierten en cualquier país y en cualquier sector.
Así llega el imperio Wang a España. Wang Jianlin es el paradigma del nuevo magnate chino que compra con la amplitud de un Rey Midas sin dejar de lado el ábaco, con una voracidad de nuevo imperio. Se le tiene por la mayor fortuna de China, en no poca medida acumulada al amparo del partido comunista y entre las primeras de la economía emergente.
Es self made man, de padre maoísta, que cruza el mundo en su avión privado, comprándolo todo. Usa del mecenazgo como de una sofisticada estrategia de márketing. El poder político le ampara. La crisis económica de Occidente le permite operaciones de notable agresividad. Así se ha hecho con el Edificio España. Le gustan los hoteles y el fútbol: fichó a Camacho como seleccionador nacional de China.
No es una coincidencia que empresarios pujantes de los países emergentes estén haciendo compras espectacular en el sector turístico de España. Ocurre también en Barcelona.
Es reciente la operación de la Qatar Investment Authority, para participar en la división de viajes de American Express. Estas inversiones se concentran en tours operators, compañías aéreas, conglomerados hoteleros, distribución de viajes, centrales de reserva, como anuncia la prensa especializada. En España, entre otras operaciones espectaculares, ya ha sido noticia la entrada del grupo chino HNA, en NH Hoteles. Las cosas están yendo a un ritmo poco confuciano, como sucede en África.
¿Estamos vendiéndole las joyas de la corona a plutócratas orientales como Wang? En todo caso, ahora mismo tienen prioridad sus ofertas, a una macro-escala. Wang no solo está al frente de un de los grupos inmobiliarios más potentes de China.
Es un nuevo estilo. Por ejemplo: Wang tiene el grupo más grande de salas de cine chinas. Ahora está comprando montones de cines en los Estados Unidos. Era ineludible que a continuación decidiera convertirse en productor cinematográfico. Construye ya unos grandes estudios, a imitación del Bollywood hindú.
Es una lógica en cierto modo tradicional pero aplicable a las dimensiones de la globalidad. Esos magnates chinos manejan cash, aunque algunos expertos teman que el esplendor económico chino va a entrar en barrena al aparecer grandes burbujas financieras.
Por ahora la sombra de Wang se posa sobre la plaza de España de Madrid. El nuevo imperio elevándose más allá de la estatua de Cervantes. El dinero, muchísimo dinero, está cambiando de manos a la velocidad de la luz.