Libros para aliviar el agosto
Uno se lleva un puñado de libros para leer en la playa, bajo una sombrilla, entre tipos que juegan al voleibol y levantan más arena que un bulldozer. A menudo regresamos con esos libros sin leer, pero adecuadamente fechados con unas gotas de crema bronceadora en la tapa o el rondel de un Dry Martini. Aún así, leer es de lo mejor para atenuar la adrenalina, renovar la materia gris y ver pasar el tiempo de verano hasta el atardecer y una cena con un matrimonio pesadísimo que se pasa todo el tiempo hablando del Nepal.
Para el momento catalán.- Mestrestant de Maurici Serrahima, fundador de Unió que al poco de la guerra civil escribe un ensayo, hasta ahora inédito, sobre el futuro posible de una Catalunya entonces derrumbada. Inyección en vena de “seny” y ética.
De detectives.- Para descansar de tanto novela negra, lo más saludable es regresar a las historias de Sherlock Holmes, donde nunca se dijo: “Elemental, querido Watson”. La ventaja de Holmes es que siendo un personaje de ficción acaba siendo una verdad de la vida, un método de la inteligencia.
Entender lo ininteligible.- Dos ensayos ya con sucesivas reediciones sobre de qué va España: Qué hacer con España de César Molinas y El dilema de España de Luís Garicano. El regeneracionismo es un tema de hoy y siempre.
Sobre la Primera Guerra Mundial.- Tanto hay publicado ahora, con motivo del centenario de aquel 1914, que la selección es laboriosa. Aún así, lo más a mano son dos gruesos volúmenes –un total de casi dos mil páginas– que aleccionan sobre lo que hemos llegado a ser: 1914 y París, 1919, de la historiadora Margaret MacMillan. Llevan tiempo de leer pero se aprende casi todo.
Recomendación ajena.- Varias sugerencias del blog de Bill Gates, para quien compre libros en Amazon. Bussines adventures, según Gates, el mejor libro sobre negocios, de John Brooks; las memorias de Timothy Geithner en las que el hombre de la Reserva Federal y luego Secretario del Tesoro explica los entresijos de la crisis económica USA.
El vicio de la poesía.- Cualquier libro de poemas de Joan Vinyoli, en el centenario de su nacimiento. Poesía clara de la existencia y el deseo. Evítese la funesta antología de Vinyoli firmada por Joan Margarit, actual poeta nacional.
Novelas.- Las de siempre. Por ejemplo, Papá Goriot de Balzac, donde el viejo Goriot –enriquecido sin escrúpulos– acaba arruinado por sus hijas casquivanas. Clásicos para todos los días, después de la siesta.
Prescindibles.- Las memorias de Jordi Pujol salvo que se quiera leer más ficción que realidad.-