Liberales

La absolutización del mercado, el individualismo posesivo neoliberal y el relativismo moral no riman con el liberalismo de Locke, Smith o Burke

A diferencia de otras ideologías o movimientos, el liberalismo no dispone de una summa teórica que ponga a nuestra disposición los principios fundamentales de su doctrina. Principios que hay que buscar en los clásicos del liberalismo. Cosa que hace José María Lassalle en su trabajo Liberales. Compromiso cívico con la virtud (2010).

En su origen, el liberalismo –que surge en la segunda mitad del XVII cuando los whigs desafían el absolutismo monárquico: la Gloriosa Revolución de 1688– gira alrededor de tres ejes: libertad política, libertad religiosa y defensa de la propiedad. El orgullo de ser libres frente al poder.

Una ideología liberal que –señala el autor– recupera la revolución de los levellers que, durante la Guerra Civil Inglesa (1642-1651), reivindicaron el sufragio, los derechos individuales, la división de poderes y la idea de república.

A lo largo del ensayo, José María Lassalle visita el pensamiento de autores –Locke, Franklin, Adams, Jefferson, Madison, Hamilton, Smith, Burke– que conforman un pensamiento liberal que tiene que ver con la libertad y autonomía individual, la tolerancia, el parlamentarismo, el pluralismo, la separación Iglesia/Estado, el comercio o el método de ensayo/error.

Un pensamiento que también tiene que ver –¿habrá que recordar que Adam Smith escribió La teoría de los sentimientos morales antes de La riqueza de las naciones?– con la consciencia moral, el hombre virtuoso, la prudencia, la independencia de juicio o la instrucción pública.

Burke, claro está. El pensador que advierte que la opresión aparece cuando alguien decide sobre la felicidad de los otros. Un Burke que exige la práctica virtuosa de la economía contra los “negociantes en metálico y valores”, que apuesta por la ejemplaridad política y reclama la obligación y deber de hacer frente a la degradación de las instituciones.

Lassalle entiende el liberalismo como un pensamiento antiabsolutista que rechaza el determinismo

José María Lassalle caracteriza la ideología liberal en términos morales y epistemológicos. Podría decirse que entiende el liberalismo como una disposición del ánimo y un talante.

El autor entiende el liberalismo –libertades, individuo, política, sentido del límite, ejemplaridad, responsabilidad, mercado, prosperidad económica o concepción relativa de la verdad– como un pensamiento antiabsolutista que rechaza el determinismo y cualquier intento de redención humana por decreto.

Vale decir que Lassalle nos previene del siguiente malentendido que supone un lastre para el liberalismo: contrariamente a lo que suele decirse, el neoliberalismo de las últimas décadas del XX no tiene nada que ver con la tradición liberal republicana iniciada por los whigs. Se trata de otra cosa, dice.

En defensa del proyecto liberal republicano, Lassalle indica que la absolutización del mercado y el individualismo posesivo neoliberal, así como el relativismo moral, no riman con el liberalismo de Locke, Smith o Burke que hay que reivindicar.  

Señala el autor que una relectura del liberalismo clásico, a la luz del presente, podría dotarnos de los instrumentos necesarios para combatir los fundamentalismos e integrismos de toda índole que acechan. Traduzco: la defensa desacomplejada de la libertad y el compromiso cívico como alternativa al despotismo.

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