Las tres reformas anticrisis que necesita España

España corre el riesgo de iniciar una larga y agónica decadencia económica en caso de optar por un mayor grado de intervencionismo, impuestos y deuda

Ahora que es evidente para todos que España sufrirá una de las peores crisis económicas del mundo, tal y como avanzamos en estas mismas páginas, tras las últimas previsiones de la OCDE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), con una caída del PIB superior al 10% en 2020, es el momento de retomar la senda de las reformas y los ajustes para salir cuanto antes del atolladero. El problema, por desgracia, es que el recetario que pretende poner en marcha el Gobierno de PSOE y Podemos va justo en la dirección contraria.

Los cambios que debería introducir España son, básicamente, tres: aumento de la productividad, flexibilidad laboral y equilibrio en las cuentas públicas. Su consecución no sólo permitiría superar la actual recesión sobre bases sólidas y duraderas, sino que elevaría el crecimiento potencial de la economía a medio y largo plazo, con el consiguiente enriquecimiento de la sociedad.

La productividad media en España ha avanzado a un ritmo del 0,2% anual en las últimas dos décadas, muy lejos del 0,8% que registra Alemania o el 0,9% de Estados Unidos. Y la productividad media de las empresas españolas se sitúa entre un 10% y un 40% por debajo de las europeas.

La principal razón de esta divergencia radica en el reducido tamaño de las empresas, lo cual, a su vez, se explica, por la pesada carga regulatoria que tienen que soportar, especialmente cuando superan el umbral de los 50 empleados. Prueba de ello es que en España son necesarios siete trámites, 12,5 días y un 3,9% de la renta per cápita anual para crear una empresa, frente a los cuatro, 4,5 y 0% , respectivamente, que requiere Reino Unido, según datos del Banco Mundial.

La enorme heterogeneidad normativa que establecen las comunidades autónomas, que operan como barreras de entrada, la deficiente y compleja regulación de los concursos de acreedores o la lentitud del sistema judicial a la hora de resolver litigios minan, en mayor o menor medida, la productividad empresarial.

Si a ello se le suma el deficiente modelo educativo y universitario, clave en la formación de capital humano, o el escaso capital tecnológico, con apenas un 37% de empresas innovadoras, frente al 64% de Alemania, el necesario aumento de la productividad, que es lo que permite elevar los salarios y generar riqueza, se antoja complicado.

Estas reformas son ineludibles, pero bajo este Gobierno son misión imposible

La segunda gran tarea pendiente es, sin duda, la reforma del mercado de trabajo. Con una tasa de paro promedio del 17% desde 1980 y una temporalidad media de más del 25%, frente al 14% de la zona euro, es evidente que la rígida regulación laboral constituye un grave problema estructural.

Aunque la reforma de 2012 logró introducir algunas mejoras, urge flexibilizar las relaciones contractuales, al tiempo que se reducen costes, se mejoran las políticas activas de empleo y se modifica el modelo de prestaciones para incentivar la búsqueda de empleo.

Por último, dado que el déficit y la deuda pública alcanzarán nuevos niveles récord, el Gobierno deberá aplicar ajustes, más temprano que tarde, para garantizar la solvencia del Estado, con independencia de que haya o no rescate europeo de por medio.

Y eso implicará, entre otras muchas medidas, reformar el sistema público de pensiones para hacerlo sostenible en el tiempo, junto con la revisión del resto de partidas presupuestarias.

Es decir, recortar las pensiones presentes y futuras, ya sea retrasando, una vez más, la edad legal de jubilación o ajustando las variables para el cálculo de la prestación, a fin de poder financiar el modelo vigente.

Estas tres grandes reformas son ineludibles para recuperar y aumentar el bienestar general de la sociedad en el futuro, pero bajo este Gobierno son misión imposible, con lo que España corre el riesgo de iniciar una larga y agónica decadencia económica en caso de optar por un mayor grado de intervencionismo, impuestos y deuda.

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