Las propinas de Sánchez

El presidente camufla con cheques los presupuestos de Podemos y provoca el descontento en inversores y creadores de empleo

Preside el Consejo de Ministros. Pero otros (desde dentro, Podemos; desde fuera, los nacionalistas de toda cuna y condición) le van marcando el perfil del Gobierno.

Tiene tanta facilidad para ceder ante las presiones de sus socios que buena parte de la opinión pública se malicia sobre su rápida adaptación a los giros. ¿Opone realmente resistencia ante Podemos o Sánchez piensa como el ala comunista de la Moncloa?

En tiempos de negociación y mercadeo de los Presupuestos Generales, Pedro Sánchez ha pretendido salir airoso del penúltimo pulso dentro del Gobierno de la Moncloa, compensando la polémica Ley de Vivienda marcada por Podemos con regalos de subvención. Pero el tablero no ofrece dudas: 5-0 a favor de Unidas Podemos.

La vicepresidenta comunista no proclama el asalto a los cielos de su antecesor Pablo Iglesias porque prefiere librar sus batallas a ras del Consejo de Ministros. Y las va ganando. Con la Ley de Libertades Sexuales, la Ley Trans , la no ampliación del aeropuerto del Prat, la subida del SMI y ahora la polémica Ley de Vivienda ya son cinco los triunfos que se apunta en su cuenta de resultados. Por lo menos.

La Moncloa niega la evidencia y se esfuerza en dar la vuelta al escenario. ¿Quién mete goles a quién? Y exhibe el bono del alquiler de 250 euros mensuales y el cultural de 400 para los jóvenes horas antes de la presentación oficial de los presupuestos con un techo de gasto récord de incalculables consecuencias.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, presentan el proyecto de Presupuestos. EFE/Zipi

Lo cierto es que Sánchez se ha podemizado. Su anunciado giro a la moderación queda, de momento, a la espera de mejor conveniencia. Son cálculos electorales. Después del último acuerdo sobre la regulación del precio de los alquileres, la fijación de un tipo mínimo del 15% al Impuesto de Sociedades y la exclusión de los toros del bono cultural , su lista de cesiones de Podemos ofrece la imagen de un gobierno cada vez más intervencionista.

Sánchez corre el riesgo de retraer la bolsa de los votos moderados que aún le puedan quedar. Por eso, ha intentado atraer el voto cautivo de los jóvenes que van a cumplir 18 años y estrenan edad para depositar su papeleta en las urnas. Tirando de chequera. La política de subvenciones sin fondo va a costar un dinero a los sufridos contribuyentes que esperan medidas que fomenten , sobre todo, la creación de empleo.

En medio de la competencia entre los socios del Gobierno por atribuirse los méritos de las medidas más populistas, el acuerdo sobre la Ley de Vivienda ha desbloqueado los Presupuestos pero ha dejado la incertidumbre sobre la inseguridad jurídica. Este Gobierno está poniendo palos en las ruedas al ahorro de las clases medias. Y crece la exhibición del descontento de los sectores afectados por su política económica.

Sánchez tendrá que sopesar cómo compensa a las eléctricas después de haber anunciado un recorte inicial de 2.600 millones de euros. Ignacio Galán, de Iberdrola, ha calificado de “intervencionismo terrorífico” las medidas confiscatorias del Gobierno a las grandes comercializadoras y ya han reanudado los contactos. Veremos si arreglan el desaguisado.

Garamendi ,desde CEOE, alerta sobre la última “distorsión brutal de la libertad y el derecho a la propiedad”. Y el sector inmobiliario manifiesta su indignación con el control de los precios de alquiler. El Banco de España clamando en el desierto ante un Gobierno que no le hace ni caso. El PP llevará la nueva Ley de Vivienda ante el Tribunal Constitucional. Υ en las comunidades donde gobiernan los populares, liberarán el suelo y bajarán impuestos del alquiler.

¿Qué puede salir mal?

No pasa nada. El presidente permanece impasible ante los reproches de que está gobernando contra la propiedad privada. Prometió a los grandes inversores , en su gira por Estados Unidos, que no intervendría el mercado inmobiliario, en el mismo momento en el que su vicepresidenta hablaba de “fondos buitre”. Y acaba de decidir lo contrario. ¿Qué hay de su compromiso en colaborar con la iniciativa público-privada?

Han llegado los ‘hombres de negro’ ( una ‘halcona’y un ‘halcón) para controlar si el Gobierno cumple con las reformas exigidas a cambio de los fondos europeos. Es la hora del examen a un gobierno escorado hacia el extremo izquierda populista. Los votantes socialistas moderados que aún votan a Sánchez no se encontrarán muy cómodos con esta política económica. Los de Podemos, sin embargo, se sienten como Pedro por su casa. Nunca mejor dicho.

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