Las nuevas mentiras de Sánchez para tapar la gestión del coronavirus
España es, de lejos, el país que peor ha gestionado la pandemia: mayor número de contagios y muertes por millón de habitantes
No, una mentira jamás se convierte en verdad por mucho que se repita mil veces. Y si algo ha demostrado este Gobierno durante la crisis del coronavirus es que miente más que habla. El problema, en este caso, es que estos burdos engaños pasan una colosal factura al conjunto de los españoles, tanto en número de fallecidos como en destrucción de riqueza.
España es, de lejos, el país que peor ha gestionado la pandemia. Prueba de ello es que, por un lado, registra el mayor número de contagios por millón de habitantes, con cerca de 3.300, muy por encima de Italia y otras grandes potencias.
Y, por otro, presenta el mayor volumen de muertes por millón de habitantes, al superar los 330. Y todo ello sin contar que la cifra real de afectados y fallecidos es superior a la oficial, debido a la ausencia de test masivos para confirmar los casos positivos.
Estos dos datos bastarían por sí solos para cargar abiertamente contra el Gobierno, exigiendo incluso su dimisión en bloque, empezando por la del presidente, Pedro Sánchez. España está como está, con decenas de miles de muertos a sus espaldas y la mayor crisis económica desde la Guerra Civil, por la incompetencia e irresponsabilidad de un Gobierno que, durante semanas, no hizo nada para contener mínimamente la propagación del virus, bajo excusas y afirmaciones que se han demostrado profundamente equivocadas.
Sin embargo, lejos de reconocer sus múltiples y graves errores, el líder socialista insiste en mentir una y otra vez a los españoles para tratar de tapar sus vergüenzas, lo cual no solo resulta bochornoso, sino que da buena cuenta de su enorme bajeza moral y su escaso sentido de la democracia. El último ejemplo de esta particular huida hacia adelante tuvo lugar el pasado jueves, con ocasión del debate parlamentario para convalidar la prolongación del estado de alarma.
El presidente insistió en que en todo momento se siguieron las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades comunitarias cuando, en realidad, sucedió justo lo contrario. El Ministerio de Sanidad obvió en varias ocasiones el llamamiento de la OMS a hacer acopio de material sanitario al inicio de la crisis, al tiempo que la UE desaconsejó la celebración de eventos multitudinarios seis días antes de la manifestación feminista del 8M para evitar contagios.
Asimismo, Sánchez se escudó en que “todo Occidente” llegó tarde al coronavirus, siendo España el primer país occidental que decretó el confinamiento, pero tampoco es cierto. En primer lugar, porque la cuarentena, ordenada el 14 de marzo, llegó doce días después de conocerse el primer fallecimiento, mientras que Austria tardó cuatro días en decretar el cierre y Bélgica seis. Además, la orden llegó cuando el país ya registraba 13,8 infectados y 0,4 fallecidos por cada 100.000 habitantes, muy por encima de las tasas de Francia, Bélgica o Bulgaria.
El presidente incluso se atrevió a sacar pecho de que España es uno de los países que realiza más test, con una media de 20.000 al día y un total de 355.000, pero, de nuevo, la realidad es muy diferente. La cifra del Gobierno no coincide con la facilitada por las CCAA y, en todo caso, aún dándola por buena, España apenas contabilizaría 7,5 test por cada mil habitantes, por debajo de EEUU, Bélgica, Singapur, Australia, Italia o Israel, entre otros.
Por si fuera poco, Sánchez afirmó que España obtiene «la puntuación más alta de entre los países occidentales en cuanto al rigor en la respuesta a la pandemia», con 90 puntos sobre 100, según un estudio elaborado por la Universidad de Oxford. Cuando menos curioso porque, en primer lugar, dicho informe no mide la efectividad de las medidas adoptadas y, en segundo término, hay otros 30 países que quedan por delante, tales como Nueva Zelanda, Eslovenia, Croacia, Serbia, Israel, Sudáfrica, India, Vietnam, Francia, Austria, Italia…
Y, por último, aunque no menos importante, dijo que el Gobierno jamás bloqueó la compra de material sanitario por parte de las autonomías, lo cual también es incierto, tal y como han denunciado los propios gobiernos regionales, incluidos los del PSOE, como es el caso de la Comunidad Valenciana por boca de su vicepresidenta, Mónica Oltra.
Hubo falta de material al principio del estado de alarma, se centralizó en el Ministerio de Sanidad pero no nos proveía➡️Posteriormente las autonomías comenzamos a ‘buscarnos la vida’ y lo conseguimos, y además equipos fabricados en la Comunitat Valenciana #AmaneceValencia pic.twitter.com/NmEdxcbTzr
— Mónica Oltra Jarque (@monicaoltra) April 9, 2020
Sánchez no ha dejado de mentir durante la crisis del coronavirus. Lo hizo al principio del estallido, minimizando los riesgos para no actuar, y lo hace ahora, en pleno confinamiento, para eludir su responsabilidad directa en esta histórica tragedia nacional. Su ruindad no conoce límites.