Las mesas de diálogo
La concesión de los indultos implicará una nueva etapa política en Cataluña y España, siempre que los acuerdos que se establezcan en “la” mesa de diálogo no contribuyan a dividir la sociedad
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, reclamó, en el Círculo de Economía, la puesta en marcha de una mesa de diálogo. Una mesa de diálogo no es lo mismo que reclamar la mesa de diálogo por lo que debemos considerar que fue un lapsus o un error de transcripción.
Poco importa porque lo que planteaba el Presidente de la Generalitat es que la mesa de diálogo se inicie ahora que se han concedido los indultos. Sin embargo, es interesante el error de transcripción o lapsus pues, sin pretenderlo, incide en un aspecto esencial para poder restablecer la unidad civil en Cataluña, que el proceso fracturó: será necesario que se habilite más de una mesa de diálogo.
La mesa de diálogo entre el gobierno español y el gobierno de la Generalitat no será suficiente si no se activan otras mesas que permitan establecer un amplio consenso social sobre aquello que se acuerde. No toda la sociedad catalana ve con buenos ojos la apuesta política de un nuevo referéndum y muchos catalanes consideran que puede ahondar la división de la sociedad catalana.
Si el referéndum representa el reconocimiento de la soberanía de Cataluña, ello implica poder realizar referéndums ininterrumpidamente para lograr la independencia de Cataluña, como es el caso escocés. Para lograr que lo que se acuerde en “la” mesa de diálogo no se convierta en una prolongación del procés será necesario que el Gobierno de la Generalitat no caiga en el error de identificar a ANC y Omnium como las únicas voces que deben ser escuchadas.
La concesión de los indultos implica iniciar una nueva etapa política en Cataluña y España, siempre que se evite que los acuerdos que se establezcan en “la” mesa de diálogo vuelvan a dividir la sociedad. Es interesante fabular sobre la posibilidad de que se pusieran en marcha varias mesas de diálogo que proyectaran la idea de que todos los ciudadanos de la sociedad catalana en su conjunto pudieran participar de los acuerdos que se pacten en “la” principal mesa de diálogo.
Avanzar en el diálogo implica que no se establezcan acuerdos que puedan reactivar fórmulas jurídicas ilegales de desconexión, la que impulsó el independentismo en el 2017 para realizar su referéndum. Si la mesa se convierte en un espacio para justificar lo injustificable, se volverá contra el gobierno español.