Las dos Cataluñas rotas
Hay dos Cataluñas tras el proceso soberanista, aunque la coyuntura acabe con unas elecciones autonómicas, que muestran una división social
El problema actual en Cataluña no es si el 1 de Octubre se va a llevar a cabo un referéndum ilegal. Digo si se va a llevar a cabo porque es imparable que alguien vaya con una caja de zapatos recogiendo papeletas. Tampoco es problemático qué pasará al día siguiente. Es muy fácil de adivinar: se convocarán elecciones. O las convoca Puigdemont o las convoca el gobierno central. Se tienen que convocar ante la parálisis política que está viviendo Cataluña con toda esta deriva independentista. Y lo más fácil y plausible -teniendo en cuenta lo tiempos electorales- es que estas se celebren el 26 de noviembre. Antes es imposible y más tarde un suicidio.
El actual problema catalán es la convivencia cívica. Se han roto muchos puentes, demasiados. Aquellas dos Españas de Machado pueden reconvertirse en las dos Cataluñas. Y es que existen.
Tiempo atrás hacia gracia hablar de constitucionalistas y unionistas. Era como el que dice ser del Barça y del Español. Muchos se lo tomaban a broma. Es más, muchos hicimos broma al respecto. Era una definición muy simple. Con el tiempo -y más en los últimos- estas dos definiciones han tomado cuerpo y lo que era antaño broma, ahora da miedo.
El procés subirá o bajará como ocurre con los ciclos económicos
Ya no es una broma. Con los días hay más gente enfrentada. En la calle algunas personas parecen hiperventiladas con los del procés. Personas de ambos bandos. Se han roto familias y amistades. Esta es una realidad. Se ha quebrado la convivencia y muchos prefieren no tratar el tema porque, de lo contrario, se romperían aún más puentes y muchas relaciones.
Que el devenir ha de ser unas nuevas elecciones es evidente. Que ese día el pueblo catalán votará conscientemente qué futuro quiere no lo dudo. Que el tema del procés tiene las horas contadas también. En un futuro inmediato el tema quedará descartado por muchos políticos catalanes. Con el tiempo quizás volverá a resurgir. Si uno lee un poco la historia de Cataluña se dará cuenta que los momentos álgidos del independentismo han ido ligados a momentos de crisis económica. Con lo cual, como que estas crisis son cíclicas, también lo será el procés.
Se ha montado un espectáculo que acabará en manos de la justicia y con una sociedad dividada
Ahora bien, muy probablemente dentro de cinco años no nos estemos riendo de lo que estamos viviendo hoy en día. Me explicaré. Lo que estamos viviendo últimamente no es una anécdota más. Los puentes están rotos y, dentro de cinco años, la mayoría seguirán rotos.
Tenemos que darles las gracias a algunos que han conseguido romper la sociedad civil catalana. Si en 1936 se rompió España y hoy, ochenta años después, aún hay heridas, que no sucederá con lo que vivimos actualmente. Las heridas están demasiado abiertas y sangrantes para cerrarlas y olvidarnos de todo.
Lo vivido en Cataluña es muy grave. Como que ya lo vivimos con anterioridad, podemos afirmar que el precio que el pueblo pagará con respecto al mal llamado procés identitario y separatista es muy alto. Y lo peor del caso es que aquellos promotores del mismo nunca pensaron que llegaría a buen puerto. Surgió para tapar unos hechos corruptivos. El “España nos roba” era para tapar “Cataluña nos roba”.
Y sobre esta premisa montaron un espectáculo que acabará en manos de la justicia y con una sociedad dividida y rota. Esta es la pena que deberá sobrellevar Cataluña durante muchos años. Una gran pena nos debe embargar a todos por habernos dejado engañar por unos pocos.