Las diez plagas que trae consigo Delcy Rodríguez
Lo grave no es tanto la reunión entre José Luis Ábalos y Delcy Rodríguez, sino la súbita simpatía que parece esbozar el PSOE hacia la dictadura bolivariana
La polémica que ha desencadenado el encuentro furtivo que tuvo lugar en Barajas entre el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y la vicepresidenta del régimen chavista, Delcy Rodríguez, es un nuevo síntoma de la nefasta deriva que ha emprendido el PSOE, otrora un partido socialdemócrata que, por desgracia, avanza desde hace años hacia el socialismo más radical y sectario.
Y es que lo más grave de este episodio no estriba tanto en la reunión en sí –y su turbio contenido– ni en las obscenas mentiras de Ábalos para tratar de ocultarla, al tiempo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se negaba a recibir al legítimo mandatario de Venezuela, Juan Guaidó, en su fugaz visita a Madrid, sino en la súbita simpatía que parece esbozar la actual cúpula socialista hacia la dictadura bolivariana.
Si bien es cierto que este acercamiento podría ser fruto del pacto de gobierno alcanzado con Unidas Podemos, el brazo político del chavismo en España, lo preocupante es que una parte sustancial del PSOE comparte e incluso aplaude la tesis que esgrime su exsecretario general José Luis Rodríguez Zapatero en su intento por blanquear al régimen de Nicolás Maduro.
El PSOE abre una puerta en España para la introducción de las políticas del chavismo
Su afirmación de que “el enfoque sobre Venezuela tendrá que cambiar”, dado que “el chavismo es una fuerza que ha ganado elecciones y tiene apoyo social”, choca frontalmente con las palabras de Felipe González, para quien «la democracia en Venezuela ha desaparecido y ha sido sustituida por una dictadura tiránica».
Dos visiones completamente diferentes que reflejan la profunda crisis interna que padece el socialismo patrio, cuyo desenlace determinará, sin duda, el devenir político, económico y social de España en los próximos años.
Si el PSOE, tal y como parece, integra en su seno la simpatía y complicidad que profesan sus socios comunistas hacia Maduro, no sólo estará legitimando la barbarie que ha traído consigo el chavismo al pueblo venezolano, sino que, en última instancia, abrirá una puerta en España para la introducción de sus políticas, que, en esencia, son las que defiende Podemos.
Muchos dirán que “España no es Venezuela”, y es cierto, pero también decían que “Venezuela no era Cuba” cuando Hugo Chávez llegó al poder. Lo trágico, por tanto, es que el gesto de Sánchez hacia Maduro, materializado en el encuentro con su número dos, avala, de una u otra forma, los demenciales frutos del chavismo, que se pueden resumir en diez grandes plagas.
1. Ausencia de libertad. Venezuela es, hoy por hoy, uno de los países con menor libertad económica del mundo. Ocupa el puesto 188 de un total de 190 países en el ranking de facilidad para hacer negocios que elabora anualmente el Banco Mundial.
2. Una de las peores crisis de la historia. El control casi absoluto que ejerce el Estado sobre la actividad económica se ha traducido en una de las peores crisis económicas de la historia contemporánea, equivalente a la sufrida por Alemania tras perder la II Guerra Mundial, superando incluso al colapso de la antigua URSS.
Su PIB ha caído más de un 60% desde 2013, la renta per cápita se ha reducido a la mitad y el paro ronda el 47%, según las últimas estimaciones del FMI.
Más del 90% de los venezolanos sufre privaciones materiales severas
3. Hiperinflación y escasez. También ha sufrido una de las peores hiperinflaciones de la historia reciente, con tasas anuales próximas al 200.000% en 2019. La escasez de productos básicos es la norma.
Hasta tal punto llega el desabastecimiento que, pese a flotar en un océano de petróleo, la producción de crudo se ha hundido casi un 70%, retrocediendo a niveles de hace 75 años, mientras que las refinerías emplean el 15% de su capacidad, causando con ello largas colas en las gasolineras por falta de combustible.
4 Pobreza y hambre. Más del 90% de los venezolanos sufre privaciones materiales severas, según la última Encuesta de Condiciones de Vida. La inmensa mayoría de la población vive en condiciones de miseria.
En 2017, último dato conocido, el 64% de los venezolanos había perdido una media de 11 kilos de peso y la esperanza de vida al nacer bajó en 3,5 años. Según la Federación de Ganaderos de Venezuela, el consumo per cápita de carne ha pasado de 22 kilos en 1999 a tan sólo 4 en 2019.
5. Éxodo. No es de extrañar, por tanto, que millones de venezolanos hayan optado por salir del país. Desde que comenzó la crisis, más de 4,6 millones de personas han emigrado en busca de un futuro mejor, y, a este ritmo, la cifra podría alcanzar los 10 millones en 2023, casi un tercio de la población total, según las proyecciones del FMI, superando incluso a la crisis de refugiados sirios.
6. Violencia. Venezuela es, además, uno de los países más inseguros del mundo, con una tasa media de 60 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. En 2019, se registraron al menos 16.506 homicidios, de los cuales 5.286 fueron protagonizados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del régimen.
7. Represión. La ONU denuncia que el régimen chavista ha puesto en marcha una estrategia para “neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política y a quienes critican al Gobierno”. Tan sólo en 2019, un total de 2.219 personas fueron arrestadas arbitrariamente por razones políticas, al tiempo que se contabilizan 388 presos políticos, según el último informe anual de Foro Penal.
8. Censura. La libertad de expresión brilla por su ausencia, ya que Venezuela ocupa el puesto 148 de un total de 180 países en el ranking mundial de libertad de prensa.
Venezuela es una dictadura con todas las letras
9. Corrupción. También es uno de los países más corruptos del mundo, situándose en el puesto 173 de un total de 180, según el último índice de Transparencia Internacional.
10. Dictadura. Y sí, por mucho que Podemos, Zapatero y sus acólitos digan lo contrario, Venezuela es una dictadura con todas las letras, como bien evidencia el último Índice de Democracia Global que elabora la revista The Economist. De hecho, junto a Cuba y Nicaragua, son los único tres países de América Latina calificados como plenamente “autoritarios”.
Todo esto y más es lo que realmente representan Maduro y su segunda, Delcy Rodríguez, y lo que acaba de respaldar Sánchez con su vergonzoso gesto.