Las consecuencias de revisar a la baja el crecimiento de 2021
En apenas dos años, España podría acumular un descuadre fiscal de entre 20 y 25 puntos de PIB, equivalente a más de 250.000 millones de euros
El tiempo da y quita razones, y en el caso de los Presupuestos Generales del Estado para 2021, los primeros que ha logrado aprobar el Gobierno de Pedro Sánchez, era evidente que partían de unas estimaciones de crecimiento absolutamente irreales, tal y como se avanzó en estas mismas páginas el pasado mes de noviembre.
Finalmente, se ha impuesto la realidad y la ministra de Economía, Nadia Calviño, ha tenido que rebajar el aumento del PIB previsto para el presente ejercicio en 3,3 puntos, del 9,8% al 6,5%.Esta corrección es mucho más importante de lo que puede parecer a simple vista.
No se trata de un error menor, sino de un desvío de casi 40.000 millones de euros, siendo, además, la mayor revisión a la baja desde la Gran Recesión de 2009, cuando Zapatero mintió de forma descarada a todos los españoles negando la crisis con el único fin de ganar las elecciones generales de 2008. Pero la clave es que esta estimación sirve de base para elaborar las grandes cifras presupuestarias. Y si falla la base, todo lo demás se convierte en papel mojado.
La irrupción de la tercera ola tras Navidad, la cuarta que empieza a surgir ahora y el retraso en la llegada de los ansiados fondos europeos han lastrado la recuperación económica que el Gobierno esperaba alcanzar en los primeros meses del año. Y, si bien es cierto que el avance en la vacunación se traducirá en un fuerte repunte de la actividad este mismo verano, el crecimiento en el conjunto de 2021 será muy inferior al 9,8% anunciado a bombo y platillo por Sánchez.
Este nuevo engaño pasará una elevada factura la economía nacional. En primer lugar, porque mina aún más la ya escasa credibilidad del Ejecutivo frente a los inversores, con todo lo que ello significa en caso de que aumenten los tipos de interés y vuelvan a surgir tensiones en los mercados de deuda. Y, en segundo término, porque si el crecimiento es inferior al previsto en los Presupuestos y no se corrigen también a la baja gastos e ingresos, el resultado final será más déficit y más deuda.
Así, frente al agujero del 7,7% que incluyen las cuentas públicas, el déficit podría acercarse al 10% del PIB a cierre de año. Y eso sin contar que incluso dando por bueno el escenario más optimista, el déficit estructural -descontando el impacto de la crisis-, que es lo que de verdad importa, seguirá aumentando hasta rozar el 6%, muestra inequívoca del disparatado aumento de gasto que quiere protagonizar Sánchez.
En apenas dos años, España podría acumular un descuadre fiscal de entre 20 y 25 puntos de PIB, equivalente a más de 250.000 millones de euros, a la cabeza de Europa. La deuda, como consecuencia, seguirá aumentando. El pasado año cerró en el 120% del PIB y todo apunta a que en este ejercicio superará incluso este umbral, tan sólo por detrás de Grecia, Italia y Portugal.
Riesgo de desencadenar la próxima gran crisis económica
En todo caso, la deuda subirá unos 25 puntos de PIB desde 2019, un incremento histórico, equiparable sólo a la de la anterior crisis financiera, siendo, además el mayor de la zona euro. Cada español deberá algo más de 30.000 euros al cierre de 2021 en deuda pública, unos 5.500 euros más que en 2019.
Y el pago de intereses se comerá el 2,2% del PIB, el coste más alto de la zona euro tras Italia (3,4%), Grecia (2,7%) y Portugal (2,6%), en un contexto marcado por la burbuja de deuda que está generando la política ultralaxa del Banco Central Europeo (BCE).
Sánchez deja en manos del BCE la sostenibilidad financiera del Estado. Cualquier subida de tipos, dado el histórico endeudamiento existente, se traduciría en un incremento sustancial en el pago de intereses y corre el riesgo de desencadenar la próxima gran crisis económica.