Las ciudades, más allá de los estados

Grandes y conectadas, trascienden las fronteras y perturban las agendas internacionales. Son imanes para los negocios, la gente, el dinero y la innovación. Conducen la economía mundial. Las 600 ciudades más grandes representan más del 60% del PIB mundial y en el top 20 están ubicadas un tercio de las grandes empresas, y casi la mitad de los ingresos.

Este es el siglo de las ciudades y en ellas reside el verdadero poder más allá de los estados. Las ciudades son esenciales para el crecimiento económico global. Su competitividad determina cada vez más la riqueza y la pobreza de los países, a pesar de ocupar apenas un 2% de la superficie del planeta. Albergan el 50% de la población mundial, y crecerán en 65 millones de personas al año, o casi 179.000 cada día.

En la próxima década, habrá cerca de 500 ciudades de más de un millón de personas, incluidas varias «mega ciudades» con poblaciones superiores a los 20 millones. Singapur, Nueva York, Tokio, Hong Kong, Londres, Dubái, Nueva Delhi, Rio de Janeiro, México, Estambul, Cairo, Barcelona…

Cada vez más ciudades están actuando como motores de estabilización, proporcionando centros para el comercio, la innovación y el desarrollo. Es probable que muchos países dependerán más de sus ciudades existentes y emergentes para actuar como oasis en un desierto muchas veces seco y con mucho espejismo decepcionante.

Las ciudades se enfrentan hoy a múltiples retos y se convierten en espejo amplificador de las dificultades con las que se encuentran los países. Las civilizaciones nacen y siempre florecen en las ciudades. Algunas de las ciudades-estado más conocidas e influyentes que dieron forma a la civilización occidental se desarrollaron en la costa mediterránea, y nos remontamos al año 1.000 AC, con la aparición de las ciudades-estado fenicias como Biblos, Tiro, Sidón en las costas libanesas.

Como todas las ciudades-estado marítimas de la historia, los fenicios, que dominaron la navegación y la construcción de buques, eran los mayores comerciantes de su tiempo, y establecieron nexos, no solo los principios comerciales, sino también vínculos culturales. Las ciudades-estado que florecieron más tarde en la antigua Grecia, como Atenas, Corinto y Tebas y después en la Edad Media y el Renacimiento en Italia como Venecia y Génova deben mucho de su prosperidad al comercio.

En el siglo XX, algunas ciudades-estados florecieron en Asia, como Hong Kong y Singapur, y en el Golfo, con el auge de Dubai y Doha. Y como todas las ciudades-estado marítimas de la historia, se desarrollan en el comercio y en ser centros de las finanzas y la banca, así como importantes productores de energía.

Algunas ciudades-estado desarrollan una gran ambición incluso por encima de su nivel. No debe olvidarse el auge y caída de Venecia, la ciudad-estado Italiana más rica e influyente en la época medieval y renacentista. Hay paralelismos con algunas ciudad-estado de la actualidad, que disfrutan de fabulosa riqueza y quieren, como en su momento Venecia, jugar importantes papeles políticos, culturales y económicos y por ello gastan sus recursos para acumular más influencia y poder.

Las ciudades globales son líderes en el comercio, las artes y la educación. Tienen el alcance, la ambición y el poder para dar forma, no solo al mundo de la economía, sino también ser su modelo, promover sus ideas, su cultura, sus políticas y su futuro. Ya no son sólo lugares para vivir, se han convertido en actores lideres en la escena mundial.

Las ciudades y no los países, impulsarán la creación de riqueza en el futuro y se constituirán en pilares globales. Los estados han dejado de ser referencias de primer nivel. la verdadera acción ya no es de las naciones sino de sus centros urbanos .