Las 72 horas de gloria de Artur Mas

Con un boato digno de las grandes ocasiones, Artur Mas firmó la mañana del sábado el decreto de convocatoria de la consulta para el 9N. En los últimos años hemos visto actos relevantes para la política catalana, pero ninguno de ellos ha tenido una escenografía y un enfoque tan individualista como el del fin de semana. La silla, el coro de consejeros palmeros, la mirada frontal a la cámara con un Sant Jordi como único acompañante del príncipe Mas han sido diseñados y concebidos para mayor gloria de su figura como gobernante.

Más allá del ridículo de los asistentes gubernamentales retratando con sus teléfonos el papel del decreto como si tuvieran un testimonio de un robo, un homicidio o algo en lo que la imagen fuera de importancia real, Mas está viviendo sus 72 horas de gloria. Es obvio: que se hable de una convocatoria que no se celebrará; que el presidente catalán asuma todo el protagonismo de la charlotada; que haya aprendido a actuar y a dominar la escenografía durante este tiempo; la psicológica mano que su esposa Helena Rakosnik pasó por su espalda en la matinal del sábado; y que la firma del decreto tape la también histórica chuleada que hizo Jordi Pujol ante la Cámara catalana sólo unas horas antes no es gratuito. Nada de ello.

 
Por cierto, con la consulta convocada, ¿qué piensan Duran, Herrera, Iceta, Gallego, Álvarez… sobre la independencia?
  
 

El presidente puede ahora decir que ha cumplido con sus compromisos electorales y que ha llevado a los catalanes hasta donde ha podido legalmente con la dichosa convocatoria. Nadie podrá llamarle traidor, ni nadie podrá decir de él que no ha gobernado en casi tres años, ni el periodismo agradecido se atreverá a cuestionar sus métodos… La fabulosa campaña de marketing político desarrollada pasará por encima de todo acercamiento crítico al fenómeno. Sólo la historia pondrá en su sitio lo acontecido y, por desgracia, no será pronto ni unánimemente. Mas tendrá que dimitir cuando su convocatoria decaiga legalmente. O eso o echarse en manos de Oriol Junqueras y convocar unas elecciones con candidatura única que le masacrarán.

Pero dicho esto, y mientras Mas disfruta de sus minutos de gloria a lo Andy Warhol, hasta que el Constitucional suspenda esa convocatoria del 9N pido un par o tres de cosas a nuestros representantes: con la consulta todavía activada, ¿qué votará y recomendará la cúpula de ICV? ¿y la de Unió Democràtica? ¿cuál será el mensaje del PSC? Si son momentos para la valentía política y no para el márketing, estaría bien que Joan Herrera, Josep Antoni Duran Lleida, Miquel Iceta y los suyos, pero incluso más, que Joan Carles Gallego (CCOO), Josep Maria Álvarez (UGT), Joaquim Gay de Montellà (Foment del Treball), Josep González (Pimec)… los mismos que han jugado a la ambigüedad sobre su país en virtud de una discutible radicalidad democrática digan qué recomiendan a sus afiliados, asociados y amigos. No está suspendida aún y queremos saber. Me apuesto dos garbanzos con ustedes, amigos lectores, a que el nuestro no es un país de valientes, pero sí de oportunistas. Lo veremos en apenas unas horas.