La visita triunfal del Papa Francisco

Estados Unidos ha rodado la alfombra roja y ha recibido al Papa más querido de los últimos tiempos con una acogida propia de un rey de cuento de hadas. En lo que ya es un verdadero love story, el pueblo americano: Católicos, Protestantes, fieles de otras religiones y no creyentes han hecho público su afecto y admiración en las calles de Washington, Nueva York y Filadelfia, esperando horas para un fugaz vistazo del pontífice.

Ha llamado mucho la atención el profundo conocimiento del Papa Francisco sobre los fundamentos del carácter y la cultura norteamericanos. En un llamamiento a la flexibilidad, ha recordado a los fieles que la doctrina religiosa no se concierne con el pecado, pero sí hace énfasis en la compasión. Esto supone un profundo conocimiento del carácter norteamericano: dinámico, flexible y primariamente fundamentado en la gratitud, la amnistía y el derecho del ser humano a comenzar de nuevo.

Una y otra vez, ya sea en su histórico discurso en el Congreso (Washington), como en la ceremonia de la Zona Cero en Nueva York, el primer pontífice Latinoamericano, hijo de inmigrantes italianos, ha enfatizado la inclusión de los inmigrantes y la tolerancia religiosa como punto importante para la sociedad. Aparte del tema migratorio, al Santo Padre le preocupa visiblemente el medioambiente y la justicia económica.

Durante la sesión plena de la ONU en Nueva York este pasado viernes, el Sumo Pontífice recalcó la urgencia de frenar y reparar el grave daño al medioambiente, recalcando que «la crisis ecológica puede poner en peligro la misma existencia de la raza humana«. El llamamiento de urgencia del Vaticano ya ha surgido efecto, ya que en la misma tarde del discurso papal, la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible fue unánimemente aprobada por los estados miembros. Esto supone un paso adelante, dada la importancia de la próxima conferencia de Naciones Unidas sobre el medioambiente en Paris a fines de Noviembre.

El apasionado discurso papal en la sede de Naciones Unidas como voz del planeta y de la gran franja marginada de la humanidad recibió una ovación en pie de toda la Asamblea General. El Santo Padre también recalcó que el problema del narcotráfico ha sido ineficientemente combatido hasta ahora y que la toxicidad de las drogas ha afectado a la humanidad no solo a nivel de salud individual y pública, sino que también la ha influenciado nociva, cultural e institucionalmente.

En un llamamiento a la no sumisión asfixiante de los países en vías de desarrollo, y en tácita solidaridad con Grecia, el Papa, cerca de Wall Street, responsabilizó a la pésima gerencia de la economía global. Considera que es la gran culpable de la destrucción ambiental, la pobreza, los conflictos bélicos y otras desgracias de la actualidad. También fue enfatizado el rol que la Banca Multilateral pudiera tener para promover la justicia económica, si así quisiera.

Héroe del medioambiente y águila magna de la geopolítica actual, el sencillo Papa Francisco no ha dado un solo paso en falso en suelo norteamericano, a pesar de la visible dificultad física impuesta por una agenda agotadora. Eclipsando al presidente chino, Xi Jinping, en todos los medios de comunicación, la generosidad de espíritu y el genio político e intelectual del líder de más de 1,25 mil millones de almas ha traído, a una sociedad en transición,  una esperanza muy necesitada.