La verdadera trastienda de la visita de Rajoy a Andorra
Es posible que algunos de ustedes hayan leído ya el libro editado por Economía Digital bajo el título Pujol KO. En el segundo capítulo, Ismael García Villarejo disecciona con precisión de cirujano periodístico las relaciones diplomáticas, legales y financieras que España y Andorra mantienen en la actualidad. Es más, incluso da pistas más que fiables sobre los acuerdos que no están encima de la mesa (más bien los que se sitúan justo debajo) para lograr que el estado pirenaico colabore de forma clara con la hacienda española a fin y efecto de reducir, en cuanto sea posible, el fraude fiscal que aún radica oculto en el país fruto de su condición anterior de paraíso fiscal.
Si no están al cabo de esas circunstancias narradas en el libro que describe la caída del ex presidente catalán les conviene seguir la visita que en las próximas horas realizará el presidente español, Mariano Rajoy, al Principado. Allí será recibido por el jefe del gobierno andorrano, Antoni Martí, so pretexto de firmar un acuerdo que evite la doble imposición fiscal. Dicho en román paladino: o se tributa en España o se tributa en Andorra, pero en ningún caso en ambos estados si se cumplen las condiciones de, al menos, uno de ellos.
El capital andorrano ha decidido cruzar la frontera en los últimos años. Basta con ver las operaciones llevadas a cabo por Andbank (que se quedó con Inversis), Banca Privada d’Andorra (que adquirió Banco Madrid) o de inversores particulares como la propia Maria Reig en hoteles e intereses españoles diversos.
Lo que suscribirán ambos dirigentes en las próximas horas aspira a que esas relaciones mercantiles mejoren aún más y el capital todavía oculto en el principado pueda fluir en mejores condiciones tributarias hacia España. Lo que comentarán también, y de eso no darán cuenta los medios de comunicación, serán cosas mucho más prosaicas. A Rajoy y al gobierno que dirige le interesa que Andorra deje de ser una especie de refugio privilegiado de capitales españoles ocultos a la Agencia Tributaria.
Pese a las críticas que recibió la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro, una parte del dinero ocultó regresó al país. Ni mucho menos todo el que reside en Andorra, pero sí una parte no desdeñable, sobre todo la más temerosa de la acción fiscalizadora de Hacienda. Que la banca de aquel país colabore con la Administración y la justicia española es imprescindible para que internamente se actúe con la diligencia necesaria.
También es posible que sobre el tapete se pongan algunas dudas que existen en España sobre la verdadera colaboración de la justicia andorrana con los problemas de corrupción que existen unos kilómetros más al sur. Y el caso de Jordi Pujol y su fantástica herencia, o los cobros y pagos que realizaban Macià Alavedra y Lluís Prenafeta en aquel país (todos sujetos a procedimientos judiciales) son también cuestiones que a Rajoy le interesa engrasar.
El presidente tiene, pues, un reto interesante en la primera visita que realiza un mandatario español al pequeño país desde que en 1993 se restablecieran las relaciones diplomáticas y después de que España decidiese dejar de considerar a Andorra como paraíso fiscal. Uno de los mejores aliados del Principado para conseguir un estatus europeo que finiquite la leyenda (y la marca) del dinero negro, el tabaco y alcohol barato es su vecino del sur. Seguro que Martí sabe de la importancia de esas relaciones. No se podría entender de otra manera la apresurada visita que el pasado verano realizó el jefe del gobierno andorrano a Galicia para encontrarse con Rajoy en medio de sus vacaciones veraniegas.
Lo dicho, pongan su punto de mira de atención informativa en ese asunto. En breve puede tener consecuencias curiosas.