La troika en casa
Zapatero recelaba de la Unión Europea de forma instintiva porque la consideraba un zoco ultraliberal. Por eso se empeñó en la entelequia de la Alianza de Civilizaciones. Así debilitó la presencia de España en los núcleos decisorios de la Europa comunitaria y el Gobierno de Rajoy se ha visto en el empeño laborioso de recuperar posiciones en un momento en que la crisis cortocircuitaba las bazas españolas en la Unión Europea. En una fase muy distinta, la troika comunitaria está ahora en Madrid para verificar la estabilización del sistema financiero.
La verdad es que habría que jubilar esa troika –FMI, BCE y Comisión Europea– porque sus modos tienen algo de intromisión siniestra en la soberanía de las naciones. No hay por qué suponer que la antipatía institucional y la eficiencia analítica son lo mismo. Lo contrario genera populismos.
España parece haber recuperado posiciones en el proceso de tomas de decisión en la Unión Europea en un momento en que las reuniones del Consejo Europeo –jefes de Estado y presidentes de Gobierno– abordaban las facetas más angustiosas de una crisis económica que podía maltratar al euro y dejar cojitranco el proceso de integración política.
En todo este trance, el papel del Consejo Europeo ha sido crucial. España está ahí más que antes. Y los resultados no son malos. El Consejo se ha ido formalizando y da verdadero cuerpo político a la Unión Europea. Es el análisis del filósofo holandés Luuk van Middelaar en El paso hacia Europa, un ensayo de prudencia aristotélica que viene a describir lo que es para Europa el coste de madurar.
Middelaar es un significado insider del poder en Bruselas pero concibió su ensayo bastante antes, con lo que acredita su capacidad de visión y realismo. Con la crisis –dice– es en el Consejo Europeo donde han tenido lugar las evoluciones más notables, formas híbridas, codecisiones, otras formar de consensuar. Entre tanto diagnóstico de usar y tirar, El paso hacia Europa es de lectura muy recomendable porque la crisis ha imbricado el dilema europeo con las políticas nacionales.
La troika ya computó indicios de un ajuste exterior diligente y los primeros resultados del doloroso ajuste fiscal. Reemprendemos las exportaciones. Llegan inversores. Hemos dejado atrás el riesgo de una conflictividad social de mayor proporción, aunque el paro es el gran estrés y la sequía crediticia no cesa. Estabilidad es la clave. Beneficia a toda la sociedad y da más peso a España en el Consejo Europeo. Para eso, claro, hay que ir pagando la deuda pública y la privada.