La tragedia de Homs es la de Convergència

Convocar primarias queda muy bien. Los partidos necesitan presentar cambios, y afirmar que apuestan por la regeneración democrática. En Convergència se desconocía hasta ahora. No se consideraba necesario. El ex alcalde de Barcelona, Xavier Trias, criticó al PSC por organizar primarias. Acusaba a los socialistas de falta de liderazgo. Y ahora resulta que en CDC se ve como algo natural.

El candidato de Convergència en las elecciones generales, Francesc Homs, apostó por las primarias, cuando se conoció que los comicios se iban a repetir, para el 26 de junio, con gran júbilo. Era una forma de iniciar una nueva etapa, con la ilusión de que Convergència se pueda refundar en un instrumento político útil para la sociedad catalana.

Pero el júbilo se puede convertir en tragedia. En tragedia política, claro. Algunos consellers del Govern de Carles Puigdemont han comenzado a ofrecer su apoyo a Homs, en una señal de que todo el aparato del partido deberá volcarse para que pueda ganar con holgura frente a Silvia Requena, una abogada militante del partido, miembro de la ejecutiva, que ha estado a las duras y a las maduras. Requena puede lograr algo nunca visto en CDC, y es que muchos de los militantes convergentes la pueden elegir este sábado, en las primarias a las elecciones generales, para castigar a Homs y a la dirección del partido que no ha sabido mantener un corpus ideológico claro, y se ha sumido en un proyecto que sólo puede beneficiar a Esquerra Republicana, y, en segundo término a un bloque de izquierda que se está formando alrededor de los propios republicanos, de la CUP y del movimiento de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Esa es la realidad. La tragedia de Homs, si gana con poco margen frente a Requena, será la tragedia de un partido que, pese a saber que tiene un espacio ideológico detrás, no ha percibido los vientos de la nueva situación política en Cataluña. Con el anzuelo del independentismo, lo que se puede establecer en Cataluña es una gran alianza de izquierdas, en la que participará sin dudarlo Esquerra Republicana. Gran viaje el de Convergència, un partido que ha pilotado Artur Mas, pero que ha tenido como segundo de a bordo a Francesc Homs.

Si pierde Homs en esas primarias el problema en el partido ya será de una enorme dimensión. Es difícil que pierda, porque, como en todos los partidos, los militantes votan en unas primarias en función de los cargos que ocupan, de sus responsabilidades, del pan que está en juego, vaya. La tragedia no es que pierda, es que no gane con un resultado claro, cuando su adversaria en las primarias, además, no ha sido ni es una dirigente con responsabilidades de primer nivel.

A Requena se le acusa de que ha sido utilizada por Germà Gordó, el ex conseller de Justicia, que aspira a la secretaria general del partido, y que apoya, eso no cabe duda, a la aspirante a la candidatura a las generales. Pero el aliento que recibe estos días la abogada convergente no proviene de las maniobras de Gordó. Se trata de apoyos de muchos militantes que han decidido levantar el dedo. Así lo manifestó Requena en un cara a cara en 8TV este martes, reclamando que se dé voz a las bases. 

Si Artur Mas decide en los próximos días, hasta el domingo, apoyar públicamente a Francesc Homs será la prueba de que las cosas están muy mal en el seno de CDC. Mas, todavía, tiene el respeto de la mayoría de los convergentes. Pero si utiliza su ascendente y su autoridad en unas primarias, que iban a servir para «democratizar» el partido, será la prueba de que el barco comienza a hundirse.

Hay que admitir una cuestión: es muy difícil levantar un partido cuyo fundador, Jordi Pujol, realizó una confesión de órdago. Es difícil levantarlo cuando sus hijos hicieron lo que quisieron. Y es complicado cuando se cambia, de la noche a la mañana, la orientación ideológica, ya no el grado mayor o menor de fe nacionalista.

Tal vez sea imposible mantener ese instrumento con las mismas caras. Es lo que deberán decidir sus militantes, el mismo día que votan a Homs o a Requena.