La tecnología y la mejora de la calidad de vida de las personas
La tecnología está para mejorar los procesos, evitar trabajos innecesarios y hacer las empresas más competitivas
Había una vez un chaval que con una ilusión inusual en un chico de su edad, con una gran dosis de inconsciencia y sobre todo, fe en sí mismo, decidió hacerse dueño de su futuro y construyó la arquitectura de su propia empresa.
A la temprana edad de ocho años y estando de vacaciones de verano en la remota aldea que vio nacer a sus ancestros, este niño se encontraba con su padre recogiendo patatas. Cuando ya llevaba más de cinco horas recolectando las mismas, después de que su padre se hubiera partido el alma con la azada contra los terrones, de que al chaval le doliera la espalda de agacharse a ras de suelo para obtener el preciado tubérculo y tras dos o más botijos de agua consumida bajo un sol de justicia, le espetó a su padre: “Papá, llevamos aquí más de cinco horas recogiendo patatas y solo tenemos cinco sacos, el otro día vi en la tele cómo un tractor recogía más de cinco sacos cada hora y con mucho menos esfuerzo”.
No viene al caso en este momento reproducir la respuesta del progenitor, pero iba encaminada hacia la falta de voluntad trabajadora de un niño de ciudad realizando un trabajo extra en sus vacaciones, a su poca actitud trabajadora sin dejar a un lado su falta de aptitud.
La tecnología ha estado ahí desde el principio de los tiempos, desde que el primer homo sapiens cogió una piedra y la utilizó como herramienta para romper la cáscara de un fruto, y desde que el hombre descubrió que algo de forma circular era capaz de rodar sobre un eje y facilitar el transporte de personas, animales o cosas.
La historia está plagada con ejemplos donde el ingenio humano ha sido utilizado para resolver los problemas de nuestra vida cotidiana, es decir, para mejorar la calidad de vida de las personas.
Hoy, en pleno mundo digital, la información transcurre de un lugar a otro a la velocidad de la luz, que no son ni más ni menos que trescientos mil kilómetros por segundo.
Pero hubo un tiempo en que la información se enviaba andando o a caballo, en un lugar que sin duda era un mundo diferente al de ahora (un mundo actual que por desgracia no todos somos capaces de asumir).
Volviendo al comienzo y al chaval que montó su empresa porque quiso ser dueño de su propio futuro, lo hizo en el sector tecnológico y simplemente tuvo la idea de que la tecnología estaba para mejorar los procesos, evitar trabajos innecesarios y hacer las empresas más competitivas.
Y ahí se planta ese chico a mediados de los ochenta en el tajo de obra de una famosa empresa constructora que estaba construyendo una carretera de veintiocho kilómetros de longitud, donde la oficina de obra se encontraba justo en la mitad.
Con sus veinte años, sentado frente a un experimentado jefe de obra, este le pregunta cuál es la razón de la visita y de qué manera podía ayudar a una actividad como la que ellos realizaban.
Mientras hablaban se presentó en el despacho un operario que le preguntaba al jefe de obra si sabía dónde estaba Manolo, que era uno de los topógrafos del tajo. El jefe de obra le contestó que creía que había ido al norte de la obra y que si no lo encontraba allí pues que mirase en el sur.
El chaval a la vista de esto le dijo al jefe de obra: “Aquí es donde le puedo ayudar yo, haciendo una pequeña inversión en comparación con el coste de la obra y también con el de enviar a un hombre a buscar a otro haciéndoles recorrer varios kilómetros”. Este chaval implantó un sistema de radiocomunicaciones que luego integró en decenas de obras más durante años para la misma empresa y también para otras. Y aún a día de hoy lo sigue haciendo.
El chico lo que hizo fue aplicar las herramientas tecnológicas que había en aquel momento, en un mundo donde la telefonía móvil celular no existía todavía y que aún tardaría algunos años en hacerlo.
Como conclusión diré que la tecnología no tiene sentido si no mejora la calidad de vida de las personas. Tampoco tiene sentido si no consigue hacer que las empresas hagan más con menos, es decir, que sean más competitivas.
La historia del chico no pertenece al mundo de la ficción, es absolutamente real y lo digo desde su conocimiento en primera persona. Son grandes los valores detrás del hecho de mejorar la vida de las persona haciéndote dueño de tu propio porvenir, o al menos eso creo yo.