La ‘Stasi’ en la España de hoy y cómo sacar provecho de la misma
El PP, con su mensaje moderado, recupera al electorado más templado, propio y ajeno, al tiempo que reconquista al electorado menos ideologizado, aunque ello implique el asentamiento de un Vox con el cual podría pactar
En la España de hoy ha aparecido o reaparecido una Stasi local –recuerden, el servicio secreto del Ministerio de Seguridad del Estado de la RDA que vigilaba y presionaba a los críticos y cuya divisa era “la espada y el escudo del Partido”- decolorada.
Una Stasi –rojo, violeta, amarillo y verde- que, afortunadamente, no detiene, ni interroga, ni retiene el pasaporte, ni encarcela, ni tortura. Aunque, sí frecuenta el griterío, el escrache y la bronca callejera. Una Stasi que cumple a conciencia el reglamento de la Stasi auténtica. Una Stasi de la cual el Sistema saca provecho. Vayamos por partes.
Nuestra Stasi –espada y escudo del progresismo podemita, del etnicismo catalán y del negacionismo de Vox- satisface el reglamento 1/76 del MfS sobre el desarrollo y la puesta en práctica de procedimientos operativos (PO), de enero de 1976, para la desmoralización del adversario crítico.
Objetivo
La “desmoralización” de las fuerzas “enemigas y negativas” contrarias o discrepantes con la intención de “desarticularlas, paralizarlas, desorganizarlas y aislarlas” para así “frustrar, limitar o evitar por completo sus acciones”.
Métodos para desmoralización de las “fuerzas enemigas y negativas”
– Desacreditar de forma sistemática la reputación pública y el prestigio de personas, partidos y organizaciones utilizando una combinación de datos verdaderos, comprobables, con datos falsos que desacreditan, creíbles o no refutables.
-Acciones sistemáticas –retóricas o no- para provocar el fracaso de personas, partidos y organizaciones para así minar la seguridad y la autoestima de cada cual y/o descalificar/marginar a quien convenga según la coyuntura.
-Socavar sistemáticamente las convicciones, relacionadas con determinados ideales o modelos, para generar dudas sobre las perspectivas de los mismos.
-Crear desconfianza y sospechas mutuas dentro de grupos, agrupaciones y organizaciones.
-Provocar y reforzar rivalidades dentro de los grupos, agrupaciones y organizaciones, aprovechando las debilidades de sus miembros.
Medios y métodos de probada eficacia para la desmoralización de las fuerzas “enemigas y negativas”
-Uso de tuits, fakes, influencers, medios de comunicación, etc.
-Puesta en circulación de rumores a la carta sobre personas, grupos, agrupaciones u organizaciones.
-Divulgación sistemática de comportamientos –generalmente inventados- poco edificantes.
Estos medios y métodos han de aplicarse, ampliarse y desarrollarse de manera creativa y diferenciada, dependiendo de las condiciones concretas del «procedimiento operativo» en cuestión.
Sectarios, tribales y negacionistas
La Stasi progresista podemita desmoraliza/señala/marca a las “fuerzas enemigas y negativas” (la derecha liberal y la socialdemocracia) dibujando con trazo grueso y carboncillo una realidad siniestra de la que culpa al adversario, enfrentando cuando se tercia a los ministros de Podemos con los del PSOE, tildando de fascista a toda oposición, socavando la economía de mercado comparándola con el comportamiento carroñero, expandiendo rumores sobre la complicidad del Gobierno y la oposición con el IBEX 35, desprestigiando ad hominem. Sectario: secuaz, fanático e intransigente de un partido o idea.
La Stasi etnicista catalana desmoraliza/acusa/excluye a las “fuerzas enemigas y negativas” (los demócratas y los constitucionalistas) catalogándolas de antidemocráticas, absolutistas, dictatoriales, colonizadoras, lengüicidas, asimiladoras, explotadoras, expoliadoras, corruptas, represivas, vengativas. Tribal: primitivo.
La Stasi negacionista de Vox desmoraliza/señala/marca –como hace el progresismo podemita- a las “fuerzas enemigas y negativas” (la derecha liberal, el centro o la izquierda) criticando y descalificando colectivamente o individualmente, con medios diversos, la política de inmigración, determinada perspectiva de género, el sistema autonómico, la Unión Europea o la idea del mundo global. Negacionista: el que impugna, obstaculiza, priva o rechaza hechos relevantes. .
Esos monstruos
Hay determinadas ideologías o movimientos empeñados en la tarea de romper radicalmente con el pasado y construir una nueva sociedad que sería lo más parecido al mejor de los mundos posibles. Pero, los monstruos no tardan en aparecer o reaparecer.
Los monstruos:
Sociedades de vocación totalitaria que adquieren contenido y forma alrededor del monolitismo ideológico y la represión y depuración –también, la delación- del disidente que se opone a la realización de la –supuesta- excelencia humana.
Sociedades cerradas marcadas por el despotismo, la demagogia y el sectarismo. Sociedades en que la esfera privada –la libertad del individuo- desaparece a mayor gloria del algún delirio utópico.
Fue Alexis de Tocqueville –el bisnieto de aquel Malesherbes asesinado por la Revolución francesa-, quien, en La democracia en América (1835), describió con singular lucidez la felicidad propia de los paraísos terrenales en que algunos nos quieren instalar. Anoten:
“¿Qué me importa después de todo que exista una autoridad siempre ocupada de que disfrute tranquilamente de mis placeres, y que se ocupe de despejar los peligros en mi camino sin darme siquiera la oportunidad de pensar en ello, si esa autoridad, al mismo tiempo que aparta de mi camino las menores espinas, es dueña absoluta de mi libertad y de mi vida, si monopoliza la libertad y la existencia hasta el punto que es preciso que todo languidezca a su alrededor cuando ella languidece, que todo duerma cuando ella duerme, que todo perezca si ella muere… la pasión por la igualdad conduce al delirio”.
Plutarco y la ‘Stasi’ española
Y el caso es que los partidos del Sistema suelen sacar provecho de la Stasi local. El PSOE –aunque tenga problemas de insomnio- gobierna gracias al apoyo de Podemos y el etnicismo catalán. Para el PSOE, Vox es el adversario que cualquier partido desearía. Un adversario que tiene la peculiaridad de haber nacido de las filas del PP y, por ello, el socialismo lo asocia al primer partido de la oposición tantas veces como convenga.
Para el PP, Unidas Podemos, así como ERC, son los cómplices del gobierno que cualquier oposición soñaría para arremeter contra el PSOE. Vale decir que la existencia de Vox centra al PP.
El PSOE –que no recupera el electorado perdido y necesita a Unidas Podemos para pactar una coalición- debilita al Estado y se debilita a sí mismo. El PP, con su mensaje moderado, recupera al electorado más templado, propio y ajeno, al tiempo que reconquista al electorado menos ideologizado, aunque ello implique el asentamiento de un Vox con el cual podría pactar. Todo ello sin debilitar al Estado.
Uno llega a pensar que si la Stasi española local no existiera, algunos –teniendo en cuenta la mala relación entre PSOE y PP- la inventarían para sacar provecho –nada gratuito, por cierto- de la misma. Aunque, comporte el chantaje de Unidas Podemos y ERC o las bravatas de Vox.
Y pensar que Plutarco tiene un escrito titulado Cómo sacar provecho de los enemigos en donde afirma que los enemigos facilitan que seamos más discretos y más conscientes de nuestros defectos. En algo si tenía razón el moralista griego: los enemigos permiten conocernos mejor. O no.