La solución Iglesias 

Preparándose para qué: 

Os diré que los podemistas están más preparados para gobernar el mundo que para el gobierno de España. Esta aseveración queda definida por todos los partidos de orientación universal. Sus bases no persiguen combatir tanto a Rajoy sino a lo que éste significa como símbolo de estabilidad, orden establecido, élite y capitalismo.

No es de extrañar que Iglesias, tras su victoria, haya decidido prepararse para gobernar España antes que cambiar las ideas seculares de la nación. Para ello ha nombrado un gobierno en la sombra, como ya hiciera Pasqual Maragall en Cataluña. La cuestión es fijar la imagen en la opinión pública de que Podemos gobierna la calle mientras el PP lo hace en la parlamento.

Un gobierno en la sombra que no buscará un cambio de régimen sino crear las bases para, dentro de dos y tres años, ganar para su causa municipios, gobiernos autonómicos desde donde desgastar el gobierno de España. Llegar al Gobierno de España luchando. No haciendo política.

Los ángeles caídos

El gobierno en la sombra de Iglesias formado por Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Julio Rodríguez e Iñigo Errejón, entre otros, es un gobierno de caídos por el impulso de Iglesias o de sí mismos. Una especie de purgatorio político. El gobierno en la sombra que quiere para España, no es el que quiere Iglesias para su partido. Los que fundaron Podemos, ahora colocados en un Senado, les recuerda que su tiempo ya ha pasado; no así su aura de ideólogos de la nueva izquierda.

Un «consejo de sabios» para recordar a todos los militantes que aquellos que tengan mejores ideas que él pueden acabar sentados a la diestra del líder, pero nunca en su lugar. Al menos, Errejón ha tenido la inteligencia política de pretender ser candidato a la comunidad de Madrid antes que senador/sabio de la ínsula Barataria que ha cedido Iglesias a sus ángeles caídos.

Ciudadania democràtica radical

De los eslóganes del congreso, declaraciones y discursos, se ha vuelto a poner en circulación, tras la idea de unidad, reivindicar una ciudadanía democrática radical para los próximos cuatro años. El problema de este enfoque es que muchas veces se ignoran los límites que impone la democracia. La concepción democrática radical implica borrar la frontera entre lo público y lo privado, en favor de lo público. La activación de esta propuesta que en el papel es sugestiva, en la práctica puede caer en el abuso de construir destruyendo.

Implica pasar del sueño liberal del «estado mínimo » al del estado máximo. Un proceso que, si triunfa, permitiría afirmar, como nunca antes ha ocurrido en la democracia española, que España sea planteada como una batalla entre saqueadores/los partidos tradicionales y los rebelados/los que votaron a Podemos.