La soledad del presidente Rajoy

¿No les da a ustedes la impresión de que el presidente anda recorriendo España en su Seat 127 más solo que la una? A mí, sí. Tanto estar encerrado en la Moncloa, ahora ha salido y no para. Debe ser que ha visto el tema muy mal. El de las elecciones, me refiero. El paro, no. Ni se habla de ello. Se ha puesto a visitar pueblos y no hay quien lo pare.

Como en su juventud, con aquel Seat 127 que abandonó en una cuneta. Entre León y Pontevedra no hubo pueblo que se escapara a su visita. Pues ahora igual, oiga. Que no para. Que alguien lo pare. Soraya de Castilla, para qué estás. Un poco de sosiego y de mesura. Sí, también mesura. Que hable con propiedad. Porque eso de que en España no se habla del paro, no se sabe de dónde lo ha sacado. Un invento. Cinco millones de ciudadanos, cada mañana, es lo primero que pronuncian. «Estoy en el paro». «No encuentro trabajo y me desespero». Y la mujer les manda a comprar el pan para que se distraigan.

Ah, que Rajoy de eso no sabe nada. Que va en avión y en Mercedes con chofer por los pueblos. ¡Qué pena! Con lo que disfrutó con su 127. Ahora no se entera de los problemas de los paisanos. Ni de lo que piensan. Así va España. Así le va. Solo. Muy solo, en sus recorridos electorales. Y diciendo tonterías. 

Porque en esta campaña, en el partido del Gobierno, cada uno hace la guerra por su cuenta. De Aguirre mejor no hablar. A su aire. Y contra todos. Contra el partido, contra Botella, contra Cifuentes, contra Carmena, contra todos y contra Aznar. Lo increíble. Por ser marido de la alcaldesa también lo pone en contra. Y eso que Aznar ha vuelto. Para salvar al partido, según dice. Porque Rajoy ha perdido la esencia. Y como parece que pintan bastos, pues Rajoy le ha desatado el bozal para que enerve a las masas más de la derecha, si cabe.

Aznar ni nombra a Rajoy. ¿Para qué? Le basta con los fanáticos de camisa azul. Ahí está en su salsa. Y en directo. Cara a cara. No como Rajoy que utiliza el plasma. ¿Y el resto de amigos del presidente? ¿Dónde están? Ya sabemos que algunos están en la cárcel o a la puerta. Pero, Soraya, Arenas, De Guindos, Montoro, Pastor, etc. ¿Dónde? Han desaparecido. Se esconden. Habrá que estar atentos el día 25, según hayan cantado los números del bingo electoral. Muy atentos. 

Rajoy y Aznar. Se necesitan. Uno, moderado (es un decir); el otro, más a la derecha (si la hay). Se complementan. Porque tienen más amigos en la cárcel que en la calle. Aun así mantienen el 30% de los votos. Son como Cástor y Pólux. Como Albano y Romina. Separados, pero se quieren. Se echan la basura y quedan limpios. Milagro. En la distancia, nos siguen engañando. Pero Rajoy anda muy solo. A Bárcenas le gustaría acompañarle.