La quema de la Constitución
Ya sea por el respeto reverencial que muchas personas sentimos por los libros o porque retrotrae a los momentos más oscuros de la historia, lo cierto es que su quema produce un rechazo casi unánime.
Ahora que se acerca Sant Jordi, en la televisión pública catalana se ha quemado en directo un libro. Y no es un libro cualquiera, sino la Constitución Española, esa misma que ampara la libertad de expresión y de prensa.
Cuando la noticia saltó a los medios, surgió una multitud de voces indignadas y TV3 se limitó a lamentar que algunas personas hubieran podido sentirse ofendidas y a retirar las imágenes de su web. Ni pidieron disculpas ni se produjeron ceses.
Además, Empar Moliner, que se dedica a quemar libros en antena al módico precio de 46.000 euros anuales por 5 minutos de programa, afirmó que no se arrepentía de nada. Según sus propias palabras, se trataba de una manera teatral de protestar: «calentémonos con la Constitución si la Constitución no nos permite calentarnos».
Obvia decir que esto es absolutamente falso porque no hay ningún artículo de la Constitución que impida calentarse a nadie y porque en Cataluña tenemos la ley 24/2015 para poder paliar estas situaciones.
Era de esperar que los presidentes de TV3 y la Corporació Catalana de Mitjans Àudiovisuals se mostraran críticos con esta lamentable actuación en una televisión pública en la sesión de control del Parlamento de Cataluña.
Pero, lejos de ello, hicieron una cerrada defensa y llegaron a decir que se trataba «humor inteligente». Sorprende que se pueda calificar como humor –no digamos ya inteligente- un monólogo cuyos dos primeros minutos están dedicados a leer, literalmente, fragmentos de noticias y en el que Empar Moliner llega a invitar a esa sección a personas que no puedan calentarse en invierno para explicar lo que eso supone para ellas. Sin duda, se trata de una peculiar concepción de lo que es el humor.
Además, justifican la acción diciendo que no se trataba de la Constitución Española sino de un libro de attrezzo. Este detalle es poco importante porque sea o no un ejemplar real de la Carta Magna, simbolizaba que lo era y de ahí la repulsa de gran parte de la sociedad.
Quemar, aunque sea metafóricamente, la Constitución es quemar el acuerdo que nos hemos dado todos los españoles y que ha supuesto la etapa de mayor libertad y progreso de nuestra historia.
Por si esto fuera poco ofensivo, Empar Moliner alude directamente a políticos de la oposición: «el silencio también es cómplice. Si tú eres político, Inés Arrimadas, Rabell, García Albiol… estás permitiendo que estas 859 familias no tengan luz ni calefacción. Y tienes que pensar qué es más importante para ti.
Amigos, tenéis que pensar, los que no decís nada, qué es más importante para vosotros, si encontrar bien cualquier cosa que prohíba el tribunal este que vela por la Constitución o si, por una vez en la vida, se ha de pensar en personas concretas que se habrían podido calentar.
Todos los políticos del Parlament tienen luz y calefacción. Me gustaría saber qué piensan de esta nueva ley del tribunal que vela por la Constitución. Y no me digan que es cuestión de forma: es cuestión de urgencia. España no hará nada por ellos».
Es decir, según Empar Moliner, si no estás de acuerdo con sus demagógicas afirmaciones, eres cómplice de la pobreza energética de 859 familias. Y, por supuesto, España no hará nunca nada para mitigar la pobreza de nadie, solo los políticos catalanes van a hacerlo. Pero únicamente los buenos, se entiende.
Aquellos que no estén dispuestos a desobedecer las sentencias, serán también culpables de que esas personas no tengan ni luz ni calefacción. Por si queda alguna duda, en pantalla se ven primeros planos de Inés Arrimadas y Carlos Carrizosa mientras la Constitución quema en un bidón para que los pobres, como los llama Empar Moliner, se puedan calentar.
Así pues, hay unos políticos buenos, esos que están dispuestos a desobedecer las sentencias del Tribunal Constitucional y unos políticos insensibles a las necesidades vitales de los ciudadanos. En el caso que ahora nos ocupa, los políticos capaces de todo por paliar la pobreza energética son los de Junts pel Sí y la CUP.
¿De todo? Bueno, casi de todo, porque resulta que el eurodiputado de CDC, Ramon Tremosa no se quedó a votar la resolución del Parlamento europeo en la que se instaba a los países de la UE a adoptar medidas que garanticen que no se corta el suministro de gas o electricidad a la personas sin recurso porque, según él, perdía el avión.
Eso, sin olvidar que el Gobierno de la Generalitat solo gastó el 22% de los cinco millones de euros presupuestados para pagar los recibos de 2015 por falta de coordinación.
A Empar Moliner le ofrecieron ir en las listas de Junts pel Sí y aceptó hasta que, según ella misma contó en twitter, se dio cuenta de que era incompatible con su trabajo y se echó para atrás. Dio las explicaciones pertinentes en un par de tuits que finalizaban con «trabajaré para que gane el sí».
Por supuesto, Empar Moliner, como cualquier otro español, tiene derecho a ir en la lista electoral que deseé. Lo que ya es más dudoso es que trabaje en favor de esos partidos desde la televisión pública y pagada por los impuestos de todos.