La política catalana se centra

Es una buena noticia para los ciudadanos catalanes que los líderes de los proyectos políticos hayan virado hacia el centro

La política catalana, que ha sido gobernada estos últimos años por los extremos, consiguiendo anular a los partidos más moderados, ahora se ve obligada a centrarse debido a la coyuntura política.

Ciudadanos, que no hace mucho criticaba el catalanismo promovido por el pujolismo como uno de los males que había que combatir, ahora se ve en la tesitura de tener que apoyar a Manel Valls como candidato, que basa su estrategia en no asustar a los catalanistas moderados que en su día votaron a Jordi Pujol.

ERC promueve el independentismo pragmático para intentar seducir a los catalanistas moderados

Pdecat, que tiene como principal líder político a Carles Puigdemont, actualmente huido de la justicia en Bruselas y que hace un año se desvivía por proclamar la república, ahora es clave para la gobernabilidad de España.

ERC ha evolucionado del independentismo intransigente al independentismo pragmático para ensanchar su base social, en un intento de seducir a los catalanistas moderados que también aspiran a tener a Valls para apoyar su proyecto de Barcelona.

En Comú Podem se ha visto arrastrado hacia zonas más cálidas de su acción social debido al pacto entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez para gobernar España el máximo tiempo posible y pensando en la siguiente legislatura. Dicho pacto no puede obviar a los partidos nacionalistas vascos ni a los independentistas catalanes.

El efecto Valls obliga a Ciudadanos y a PPC a abandonar posiciones extremas

La CUP, que pide desobediencia en Barcelona, es transigente en los pueblos donde gobiernan, en los que la única desobediencia es la desobediencia a las indicaciones de su propio partido.

El Partido Popular se debate entre evolucionar hacia un espacio más centrado, menos ideológico y más pragmático, similar al que ésta dibujando Valls, o mantener intacto su rechazo frontal a cualquier tipo de diálogo con el independentismo.

Todos los partidos que hace un año se debatían en las trincheras, exceptuando al PSC y a Units Per Avançar, buscan ahora centrar sus posiciones para poder combatir electoralmente.

El ‘efecto Valls’ consiste, no tanto en la posibilidad de llegar a la alcaldía de Barcelona, sino en que, en el proceso para llegar a ella, está obligando a Ciudadanos y al PPC a ir abandonando sus posiciones extremas para conseguir más votantes.

Ciudadanos sabe que no es suficiente con quedar primero en unas elecciones, como ocurrió con Inés Arrimadas, sino que es necesario ampliar su base de votantes; para ello, incluso tiene sentido subordinar su marca a la plataforma que lidera Valls.

La búsqueda del centro político

La búsqueda del centro desde posiciones extremas conducen a percatarnos de que todos los candidatos políticos que se presentan a la alcaldía de Barcelona son políticos nacidos de los partidos tradicionales, como es el caso de Valls, de Ernest Maragall, de Ferran Mascarell o Jaume Collboni, y no producto de la nueva política.

Todos ellos son socialistas que han evolucionado hacia otros proyectos políticos y que tienen en común ser profesionales de la política; consecuentemente, saben que no es posible mantener mucho tiempo el ruido de sables en las sociedades modernas si uno no tiene la capacidad de alcanzar la paz.

La política catalana se centra; es una buena noticia para los ciudadanos. 

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