La pazguata señora De Oriol
La recalcitrante Mónica de Oriol ha pedido disculpas con la boca chica por poner a los jóvenes ninis a la altura de unos parásitos. Recuerden que rebuznó en rueda de prensa que “no valen para nada”. Ni la chulería a la que nos tiene acostumbrados María Dolores de Cospedal; ni la doctrina más orwelliana del Fondo Monetario Internacional; ni siquiera el ultraderechismo de Marine Le Pen son capaces de atenuar la gravedad no sólo del discurso original, sino tampoco del alegato con el que pretendió zafarse la dirigente empresarial de la autoría de tales despropósitos.
La insignificancia actual de la organización que representa, el Círculo de Empresarios, había logrado que De Oriol pasara desapercibida. Pero en Madrid casi todo se soluciona con tres o cuatro llamadas. Por algo siguen señalando como villa a la capital. Las averiguaciones relativas al personaje son poco periodísticas, pero les puedo asegurar que los patronos de verdad; los que sudan para pagar las nóminas cada mes; los que no duermen porque han hipotecado sus casas, porque las administraciones, prevaricadoras ellas, pagan tarde; o porque sus representantes no paran de meter la pata quieren a esta señora fuera.
La mera voluntad del colectivo al que representa debería ser suficiente. Dimisión hoy mismo. No por la anécdota de algunas conversaciones periodísticas, sino porque si le parece que mantener a ciertos ciudadanos sale caro, como los parados, otros creemos que, precisamente, justo lo que España no puede permitirse son ni más lastres sociales ni más pazguatas como ella. Los extremos que la señora De Oriol defiende han provocado que más de 300.000 menores caigan en la pobreza desde que gobierna el PP. Un 37% de la población depende de complementos sociales suprimidos. Los datos son de Cruz Roja.
¿Les parece patriótico? Perdón, es mucho pedir en España. ¿Les parece decente? Son 300.000 futuros ninis que sumar a los 960.000 de hoy (55% de los jóvenes). No esclavice a esta parte de la sociedad, que abandonó los estudios para trabajar en una burbuja que sus amigos crearon con, entre otros objetivos, lograr financiación b para los partidos. No abogue por empobrecerla: pida que se dediquen recursos para reciclarles de urgencia y para la excelencia educativa. Pelee por generar riqueza, la función tradicional de los empresarios, y no por amasar miseria. Si no es capaz de hacerlo, señora De Oriol, váyase (que diría Aznar).