La palestinización de Cataluña
En la Cataluña de 2019 vivimos una palestinización creciente de nuestro territorio con realidades diversas que eclosionó a partir de la sentencia del procés
La complejidad extrema de las relaciones entre israelís y palestinos ha llevado a que el territorio de Cisjordania tenga realidades jurídicas y de seguridad diversas. Algunas zonas están bajo control integral de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), otras están bajo tutela civil de la ANP pero control militar de Israel y otras están controladas al 100% por Israel.
En la Cataluña de 2019 vivimos una palestinización creciente de nuestro territorio con realidades diversas. Era algo larvado que eclosiono definitivamente a partir de la sentencia del juicio a los políticos sediciosos y malversadores. En Cataluña, como en Palestina, en algunas zonas se puede deambular con total libertad, no están al alcance del chantaje lazi. En otras, la situación es mixta y en otras, simplemente y llanamente, el control separatista hace imposible moverse con libertad. Algunas de estas zonas son fijas y otras cambiantes.
Un ciudadano catalán o procedente de cualquier otro rincón de España a día de hoy no puede hacer o pisar depende de que zonas ni tan siquiera si es neutral, solo la militancia fervorosa le da salvoconducto.
Actualmente no se puede ir al Liceu donde, con el amparo de la penumbra, hay quienes gritan y revientan la función, tampoco al Palau de la Música donde ni apagan la luz, Fèlix Millet puso la simiente y sus hijos y nietos cobran el interés resultante del 3%. Nadie que no sea militante independentista tampoco puede ir al Camp Nou, ni a la Crida de las Fiestas de la Merce, tampoco a la Patum de Berga o las Habaneras de Calella. Pasearse por Bolvir o Llivia entre coches de alta gama y estelades nos retrotrae al “Som una Maravella” que en su día Albert Boadella convirtió en serie televisiva.
El turismo lazi se impone, cuando falta gente para cortar la Meridiana de Barcelona se trae a la gente de Berga. Cuando lo que flaquea es el corte de la frontera con Francia se trae al personal de Gerona. Jubilados, que cobran de la seguridad social del Reino de España, y funcionarios de la Generalitat que reciben su sueldo gracias al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) del gobierno de España, cortan lo que haga falta, para ellos el registro horario no existe.
Los refugios del territorio irregular de Cataluña
Cataluña es un territorio irregular con espectáculos, vías públicas, entradas de municipios con lazos grotescos y banderas gigantescas, edificios públicos con personal abducido en parte o atemorizado el resto. En conjunto, crean un territorio irregular donde algunas zonas se convierten en refugio: el Baix Llobregat, excepto cuando les da por invadir el aeropuerto y provocan el fallecimiento pro infarto de un viajero, Nou Barris excepto cuando cada tarde Colau les deja cortar Meridiana, Salou o Viella. La plaza del pueblo de Ocho Apellidos Catalanes ha dejado de ser una ficción para ser una realidad estrafalaria.
Esta invasión progresiva más allá de la molestia y el síntoma de intolerancia es un retroceso del Estado de Derecho, una muestra de debilidad del estado y con él de falta de garantía en los derechos y libertades del resto de ciudadanos no independentistas. ¿Qué pasará a partir de que aquellos que provocan esta segmentación del territorio sean los que condiciones el gobierno de aquellos que deben evitar dicha segmentación? ¿Hasta qué punto Iceta y Sánchez permitirán la pérdida de derechos y libertades?
El barómetro del Ayuntamiento de Barcelona publicado hace dos días indica que en mayor o menor medida más de un 70% de los ciudadanos de Barcelona se siente españoles. El 30% restante es el que corta a su real gana, cada vez que quiere, Diagonal o la Plaza Universidad. Una minoría déspota tiraniza a la mayoría y ahora, además, detentará el poder por partida doble. No es anécdota, es la libertad que flaquea y aquellos que deberían garantizarla trivializan con ella. Esperemos que todo esto pase rápido. Feliz 2020 con salud, fraternidad y amor.