La ONU: Assange detenido arbitrariamente en Londres

La virtual detención del fundador de Wikileaks, Julian Assange, en la embajada ecuatoriana de Londres por más de tres años a raíz de la amenaza de arresto inminente es una detención arbitraria británica, según anunció el pasado viernes el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, bajo la egida de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra.

Cabe mencionar que aunque en este caso las conclusiones de la ONU no son jurídicamente vinculantes, sí son muy influyentes a nivel político y a nivel normativo en el cuerpo de derecho internacional.

El desprestigio de Londres, muy comentado durante los últimos años en ámbitos legales por las características «sui generis» de los fallos en contra de Assange durante su travesía por las cortes de Su Majestad Isabel II, es ya un hecho indiscutible.

Las conclusiones de la ONU son el aviso de un grave precedente en contra de los derechos humanos ocurrido en suelo británico, el otrora centro de legalidad y conducta civilizada.

Desde mediados del año pasado, Wikileaks, a través de su página web, está tratando de recaudar fondos para la investigación de tres tratados internacionales de comercio que están siendo forjados en la sombra, fuera de la luz del debate público y en contravención de los más básicos principios democráticos.

Un Triunvirato Secreto,  compuesto por el Tratado de Libre Comercio Transatlántico, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y el Acuerdo del Comercio de Servicios, transformaría poderes soberanos, históricamente exclusivos hasta hoy, en poderes corporativos, arbitrarios y sin responsabilidad alguna sobre los pueblos.

Se advierte de que ACS persigue regular el sector de servicios de energía a nivel global, liderado por EEUU y la Unión Europea. Este tratado compuesto por 50 países, también privatizaría la sanidad, la banca y el transporte a niveles sin precedentes, algo que genera mucha preocupación.

Disfrazados como esenciales para la prosperidad y la competitividad económica, la ratificación de estos acuerdos secretos sería un asalto sin precedentes a la democracia y las soberanías gubernamentales.

Cualquier polarización de ingresos y riquezas sufridos intranacional e internacionalmente en la actualidad sería eclipsada por los niveles de desigualdad subsiguientes a la entrada en vigor de estos acuerdos.  

El gran valor de Wikileaks es dar a conocer información vital para el debate político y económico nacional y global, que, al parecer, los medios informativos corporativos no quieren o no pueden cubrir.

Es por ello que las conclusiones de la ONU son tan importantes y cristalizan la vigencia y validez de la elegante organización internacional.  

Gracias a una valiente decisión en Ginebra, hoy recordamos que la justicia como verdad en acción sí existe, aun cuando un David se enfrenta a un Goliat. Esperemos que Gran Bretaña y Suecia dejen de provocar la vergüenza ajena.