La nueva derecha española
El triunfo de Isabel Díaz Ayuso en los comicios de Madrid no se debe únicamente a la confrontación ideológica en el eje izquierda - derecha, sino en el planteamiento de una gestión de la pandemia y de plantear soluciones a los problemas de los ciudadanos radicalmente distintas a las del Gobierno
Para que exista la derecha debe existir la izquierda, y al contrario. Es una obviedad que no debe olvidarse al profundizar sobre el triunfo de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Para obtener la victoria con toda su carga simbólica e ideológica era necesario derrotar a la izquierda. Así ha ocurrido a lo largo de la historia política española reciente.
El triunfo de Felipe González, Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez se basó en conseguir derrotar a la derecha por encima de todo. Es el mismo camino elegido por José María Aznar y Mariano Rajoy, orientado en derrotar la izquierda y no caer en el error de intentar derrotar a contendientes imaginarios.
La izquierda y la derecha se necesitan para expresar toda su fuerza política y mantener vivas dos formas antagónicas de afrontar los problemas de la sociedad. A la diada izquierda / derecha siempre les ha incomodado la aparición de alternativas políticas, tanto de centro como otras más radicales, que puedan romper los binomios orden-desorden, seguridad-libertad, economía-desigualdad social que conforman su espacio político.
Poner el foco en los problemas, no en la ideología
La victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid ofrece una pequeña novedad, esencial para entender la irrupción de una nueva derecha española. La novedad es que su triunfo no es solamente el resultado de mantener las posiciones ideológicas tradicionales de la derecha, sino en dar una respuesta distinta a la izquierda a los problemas de los ciudadanos.
Al ampliar su campo de juego hacia los problemas han conseguido armar una propuesta política que ha conectado con los ciudadanos, proponiendo una gestión alternativa de la crisis de la Covid 19 y abarcando sus negativos efectos económicos de forma radicalmente distinta a la promovida por el gobierno.
Esta propuesta ha priorizado la defensa de libertades individuales como motor de cambio de la sociedad española, donde ha incluido su modelo de bajada de impuestos para que los ciudadanos puedan decidir en qué gastar el dinero y no lo haga el Estado.
Este planteamiento político sitúa al PP más allá de la clásica distinción entre izquierda y derecha y ha sintonizado con los madrileños. Aproximadamente, uno de cada dos ciudadanos madrileños ha votado al PP. Esta vez, el votante no ha hecho tanto la distinción ideológica clásica sino que ha priorizado quién ha atendido mejor sus problemas como ciudadano, si la izquierda o la derecha.
Centrarse en los problemas, aunque sea explotándolos demagógicamente, ha sido la clave para entender que la nueva derecha española busca superar el tradicional antagonismo ideológico para mostrarse útil al máximo número de ciudadanos.