La misión de Valls
La presentación de su libro es un salvoconducto para alertar que peligra la unidad de Europa
La gran esperanza blanca para quienes quieren desbancar de la alcaldía de Barcelona a la populista Ada Colau, Manuel Valls, está de gira por España. Como candidato independiente de Ciudadanos. Con una clara intención: situar a la ciudad condal como eje del debate político del futuro de nuestro país. Una obsesión: cortar el paso a los populismos y nacionalismos. Y un reto: proteger la democracia en Europa.
La presentación de su libro Vuelvo a casa es, sobre todo, un salvoconducto para alertar de los peligros que acechan al viejo continente. Persuadido de que la libertad en España se juega en Cataluña.
El desafío de la democracia en España se juega en Cataluña
Por eso quien fuera primer ministro de Francia y candidato municipal ahora sostiene que la ciudad que le vio nacer, que tanto se ha degradado desde que comenzó el desafío secesionista, debe ser el dique de contención que impida el triunfo de los populismos y los nacionalismos que amenazan la unidad de Europa.
En la tensión del debate sobre el intento de golpe a la Constitución que dieron los responsables de las instituciones catalanas que ahora están siendo juzgados y en la pulsión de la confrontación multielectoral, Valls enciende las alarmas.
La democracia representativa, que nos ha permitido vivir sin guerras durante tantas décadas, está en riesgo. Hay que evitar que ganen los extremos. En el Congreso y Senado, en las ciudades y pueblos. Y, especialmente, en Europa.
¿Volveremos a ver un referéndum ilegítimo por la independencia?
Cunde la sensación de que si el próximo gobierno que resulte elegido el próximo 28 de abril se parece al que hemos tenido en los últimos ocho meses, tarde o temprano acabaremos viendo, de nuevo, un referéndum ilegítimo por la independencia.
Si se dieran esas circunstancias, desde Cataluña se dará un empujón hacia el abismo a esa Europa que empieza a presentar síntomas de agotamiento. Con la aversión manifiesta de la mayoría de los británicos y la xenofobia creciendo en el centro. Por eso este candidato centrista y ahora liberal insiste en dar la vuelta a una ciudad que, como Barcelona, tanto se ha degradado desde que el procés colonizó sus calles y negocios.
Las consecuencias que provoca el germen del odio
Porque no se puede ocultar ese deterioro en la convivencia y esa pérdida de potencial económico ante el miedo a una secesión, Valls pone el foco. Si el populismo y el secesionismo siguen asentados en Barcelona, peligra Europa. Mucho cuidado con las consecuencias que provoca el germen del odio.
Valls da la impresión de haberse tomado su candidatura local como una misión para alertar de los peligros de una tercera guerra mundial del siglo XXI. El enemigo de Europa lo tenemos dentro.
Si España se rompe por la parte catalana la fragmentación europea comenzaría su proceso inevitable. Fin de la Europa de los estados democráticos para dar entrada a la Europa de los pueblos. Con sus derechos históricos minoritarios, su Torre de Babel, descentralizados y debilitados mientras Rusia, China, India y, por supuesto, EEUU lo celebran.
Desde su condición de no alineado Valls ejerce de verso suelto en el club de los fichajes en el que está inmerso Ciudadanos. Se siente cómodo cuando cita al ex alcalde de Hospitalet y ex ministro Celestino Corbacho como compañero de viaje.
Pero defiende alianzas distintas a las que promueve Albert Rivera. Al menos, durante la campaña. Centrado en descartar a nacionalistas y populistas y, por supuesto, a Vox como si viera a la Rusia de Putin detrás de cualquier proyecto de desestabilización de Europa, cree que Pedro Sánchez debería acabar pactando con los constitucionalistas.
En su gira promocional se encontró en Bilbao, de la mano de Nicolás Redondo, con un público muy exigente y decepcionado con el Partido ‘Sanchista’. Muchos de ellos, ex votantes socialistas. Le emplazaron a que no se obsesionara tanto con Vox y se centrara en los peligros del presente
¿Se puede ‘cosificar’ al actual PSOE como constitucionalista? El público lo negaba. Pero Valls serpentea por el sendero lleno de obstáculos. No se decanta. Prefiere pensar que Ciudadanos podrá atraer a Sánchez al redil constitucionalista.
Partidario de no dejar al margen de los pactos al partido ‘sanchista’. Sobre todo si gana las elecciones. Pero en la Constitución no es, desde luego, donde está ahora.