La Mesa del Parlament como antesala del nuevo referéndum
El Parlament es para el independentismo el oráculo sagrado al que no se puede contradecir y que marcará el camino al tercer referéndum fake tras los de 2014 y 2017
Laura Borràs ha sido elegida presidenta del Parlament. En su intervención ha prometido defender la soberanía del mismo, que no existe porque dicha soberanía reside en las Cortes españolas, ha afirmado que defenderá el mandato del 14-F, que no existe porque el independentismo representado no llega al 50% de los votos, y aunque fuera así tampoco el Parlament es competente para declarar la secesión.
Laura Borràs puede permitirse estas declaraciones y lo que quiera, dado que está inmersa en un proceso judicial por malversación y prevaricación que tarde o temprano llegará juicio oral y acabará con su presidencia.
Borràs puede afirmar que ella será como Forcadell y no como su antecesor, el según ella tibio Torrent, al que ni ha citado, pero sabe que lo que dice es falso porque no le va a dar tiempo a facilitar la votación de ley alguna que venga acompañada de advertencia previa del Constitucional.
La mesa del Parlament tiene 5 de 7 representantes separatistas, a Vox le han hurtado el lugar que por votos le correspondía para dárselo a la CUP con menor representación parlamentaria. La jugarreta contra Vox y a favor de la CUP es un resumen de lo que es el independentismo, da igual qué piense o qué vote la sociedad catalana, ellos manipulan las instituciones a su gusto con el fin de que se adapten a sus necesidades.
La nueva mesa del Parlament es el anuncio del nuevo Gobierno de ERC y Junts con el apoyo de la CUP. La función de la mesa será facilitar todas las votaciones, todos los desafíos, todas las desobediencias y enfrentar cuantas veces haga falta legalidad democrática al asamblearismo tumultuario.
Laura Borràs cuenta con la ventaja que parte de la sociedad catalana ha comprado el argumento de que el Parlament está por encima de cualquier institución sea está de índole judicial o de ámbito estatal. El Parlament es para el independentismo el oráculo sagrado al que no se puede contradecir y que marcará el camino al tercer referéndum fake tras los de 2014 y 2017.
El futuro judicial de Laura Borràs
Borràs, dentro de un año, más o menos, los caminos de la justicia nunca son previsibles, abandonará su cargo tras el paseíllo típico entre el Parc de Ciutadella, sede del Parlament y la cercana sede del TSJC en el Passeig Lluis Companys.
Cuando eso suceda, el resto de miembros de la mesa silbará, disimularán, ninguno de los componentes de la misma querrá la silla predestinada a autorizar una nueva votación ilegal, nadie querrá pasar de la moqueta parlamentaria al sintasol del cuartelillo y mucho menos del coche oficial con reposapiés que instauró el expresident del Parlament Ernest Benach a un furgón policial.
Dentro de un año, más o menos, Borràs tendrá que dejar el Parlament y el resto de miembros de la mesa silbará, disimulará; nadie querrá ocupar la presidencia
La mesa del Parlament surgida de la votación de este viernes en el Parlament es el anuncio de un Govern más radical y más apoyado que nunca por el Estado, porque su principal valedor, Pablo Iglesias, forma parte del Consejo de Ministros y es el guardián de la garantía del colchón de Pedro Sánchez.
Siempre hay quien querrá ver una vocación institucional de ERC, otros dirán que la CUP es muy de proclama y poco de acción. Son los mismos que en el 2014 y en 2017 decían, primero, que los referéndums jamás se llevarían a cabo y, después, que había que negociar y ceder para satisfacer la incomodidad independentista.
Nada, absolutamente nada, calma las ansias del independentismo gobernante. Es más, el aliento desde la mesa del Parlament, el apoyo desde los escaños azules del Congreso, desde los ministerios y desde los medios de comunicación públicos y algunos privados, les envalentona.
Borràs no tiene nada que pensar, no le va a dar tiempo de apretar el botón nuclear. El último obstáculo entre el día de hoy y en nuevo referéndum es que el independentismo encuentre al tonto útil que quiera la silla eléctrica de Laura Borràs.