La Industria de las Tecnologías Médicas: Reconozcamos la oportunidad
España puede expandir su actividad en este sector, que es de alto valor añadido y proporciona empleo cualificado y de calidad
A raíz de la pandemia de la COVID-19, los espacios de noticias están dedicando gran cantidad de su tiempo a hablar de algunos de los detalles del sector de las Tecnologías Médicas, que hasta ahora eran desconocidos para el gran público pero que, sin embargo, forman parte importante de la industria.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que la actual situación de alarma está afectando de manera desigual a los fabricantes de Tecnologías Médicas:
Por una parte, tenemos a aquellos que trabajan con productos necesarios para el tratamiento de los pacientes de la COVID-19. En este caso, se trata de empresas que hoy en día están haciendo un esfuerzo extraordinario para tratar de abastecer a un mercado con una demanda disparada a nivel nacional e internacional.
Por otro lado, hay fabricantes de productos que no están en el foco de la actual pandemia, y que sufren los efectos de la parada de su actividad debido a que los hospitales y centros médicos tratan de posponer los tratamientos que no son urgentes o imprescindibles para la supervivencia a corto plazo del paciente. En este caso, los fabricantes se están enfrentando a una drástica contracción de la demanda nacional que, en el caso de empresas que exportan, puede verse aliviada por la demanda de países en los que la COVID-19 no ha detenido la actividad hospitalaria.
En segundo lugar, debemos considerar la importancia de tener un sector fuertemente consolidado. Oímos día tras día como esta pandemia, derivada en crisis sanitaria, ha cogido a los países desprovistos de materiales, como son las batas, las mascarillas, los test de diagnóstico, así como todo aquello que permite proteger al personal médico y por extensión, a la población.
En Europa, de lo que ha podido trascender, solo Finlandia contaba con suficientes reservas estratégicas de materiales sanitarios como un vestigio de la época de la guerra fría. En marzo de 2020 la Unión Europea, ante la evidencia de la llegada de la pandemia, anunció que se constituiría una reserva de este tipo. Sin embargo, las noticias de falta de material sanitario, disputas por el suministro -recordemos los respiradores que Turquía retuvo al Gobierno Español- y el desabastecimiento han surgido en todos los países en los que la enfermedad ha ocasionado una crisis sanitaria.
En este contexto, el sector se reivindica más que nunca en sector estratégico. Los diferentes agentes y las asociaciones empresariales, encabezadas por FENIN, reclaman mejores condiciones que permitan hacer crecer al tejido nacional de fabricantes, que proporcione más ingresos y que alivie el exceso de dependencia exterior de países como China. Recientemente el Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de CDTI ha anunciado subvenciones de apoyo a actividades de I+D y mejoras de la producción para la lucha contra la COVID-19, con una dotación de 12 millones de euros. Es una medida positiva, pero no suficiente si no se integra en una mejora de la estrategia a medio y largo plazo.
Actualmente las empresas de Tecnologías Médicas ya están siendo sometidas a un estrés muy importante para adaptarse al cambio regulatorio impulsado por la Comisión Europea. Este cambio, bien conocido dentro del sector, surge a raíz -entre otros- del escándalo de las prótesis mamarias PIP, que tuvo su origen en Francia. Recordemos que PIP fabricó fraudulentamente las prótesis con siliconas de calidad industrial, lo que derivó en un altísimo índice de rotura de las prótesis después de haber sido implantadas.
Esta nueva regulación europea fue publicada en mayo de 2017 y afecta a las tecnologías sanitarias. Establece dos plazos de aplicación, mayo de 2020 para los dispositivos médicos -actualmente prorrogado a mayo de 2021 por la crisis sanitaria de la COVID-19-, y mayo de 2022 para los dispositivos que obtienen información en base a muestras extraídas del organismo, los denominados dispositivos de diagnóstico in vitro.
Recordemos que el sector de las Tecnologías Médicas es un sector cuya regulación es compleja, ya que vela en todo momento por la seguridad del paciente. Los diferentes productos se atienen a normas estrictas y clasificaciones que tienen en cuenta el fin previsto de cada dispositivo y el riesgo que implica el uso del mismo. Estas estrictas regulaciones pueden hacer a veces de barrera de entrada para nuevos actores que quieran incorporarse al sector y no dispongan del necesario conocimiento normativo y sus implicaciones.
Pero a pesar de la importancia de este sector y siendo España el quinto país de la Unión Europea en tamaño de mercado, -datos de 2017- somos los séptimos en número de empleados en Tecnologías Médicas, con un total de 24.000 empleados. Si nos evaluamos comparativamente en número de empleados per cápita, estamos en la undécima posición de la Unión Europea solo por delante de Grecia y Portugal.
Tengamos en cuenta que en el territorio nacional hay centros tecnológicos consolidados que disponen de experiencia y casos de éxito en el ámbito de la colaboración con empresas, como el Instituto de Biomecánica de Valencia. Contamos con profesionales con experiencia y carreras universitarias especializadas, como la Ingeniería Biomédica en las Universidades Públicas. España tiene recorrido y medio a su alcance para expandir su actividad en este sector, que es de alto valor añadido y proporciona empleo cualificado y de calidad.
Además, los principales informes del sector indican que el mercado de las Tecnologías Médicas va a seguir creciendo año tras año de manera sostenida en todos los países desarrollados y en los que están en fase expansión, con un índice de crecimiento global superior al 5% (estimaciones pre-COVID-19).
En definitiva, el sector de las Tecnologías Médicas es atractivo y tiene muy buenas perspectivas de futuro y debemos aprovecharlo en beneficio de nuestra sociedad. Reduciremos la dependencia de nuestra economía del sector servicios, fortaleceremos nuestro sector secundario mediante el fomento de industrias altamente tecnológicas y estaremos en una mejor posición frente a una crisis sanitaria.
En palabras de John F. Kennedy: “En la crisis, sé consciente del peligro, pero reconoce la oportunidad.”