La India atrapa a China
La economía de la India podría estar creciendo de una forma más rápida que la de China. El día llegó antes de lo que habían imaginado las estadísticas e indica que el PIB de la India creció un 7,5% en 2014, lo mismo que la economía china.
Narendra Modi, el primer ministro, difícilmente podría haber esperado una mejor respuesta en sus primeros meses en el cargo. Pero lo mas importante será mantener estos dígitos o no sólo atrapar al dragón, sino hacer el sorpasso.
La India, a pesar de este crecimiento, sigue provocando muchas dudas sobre si como potencia está lista para superar a China. Después de varios años de estancamiento. es incapaz de reaccionar. Sólo algunos pocos inconformistas ven señales positivas que apuntan que la India saldrá pronto de su encrucijada.
Los problemas son múltiples: un déficit récord de cuenta corriente, reformas políticas y económicas paralizadas, crecimiento muy débil del 10% al 5,3% en 2013, depreciación de la moneda en un 15% y una inflación del 4,5% anual.
Pero algunas empresas internacionales ven oportunidades más allá de los datos. Creen que las perspectivas podrían estar cambiando. Que ahora es la mejor época para pescar inversiones y, sobre todo, hay también un gran mercado de consumo. Los bancos de inversión creen que suenan mejores melodías, mientras que el país quiere revivir la experiencia de los 90, cuando después de sufrir una gran crisis orquestó reformas que le permitieron dos décadas de rápido crecimiento.
La economía es probable que recoja las recientes caídas de los precios de petróleo que han perjudicado a exportadores como Brasil, Rusia y Sudáfrica. Son una bendición para la India, gran país importador y consumidor de petróleo. Las economías ricas pueden preocuparse por los peligros que suponen las caídas de los precios en todo el mundo; mientras que los indios, por otra parte, ya no tienen una inflación de dos dígitos en casa.
La India importa el 80% de sus necesidades de energía. Por ello, el factor moneda es clave. El impacto de los precios del petróleo y las importaciones de oro en el déficit por cuenta corriente fue del 3% del PIB en 2013.
Por cada 10 dçolares de caída en el precio del crudo, el déficit se reduce el 0,5% y baja la presión sobre las finanzas por los subsidios de productos derivados del petróleo. La depreciación de la rupia ayuda a reducir las importaciones y potencia las exportaciones. Un descenso del 1% en el cambio aumenta la balanza comercial un 4%. China y otros mercados emergentes reciben el 60% de sus exportaciones.
Pero la India debe buscar soluciones a muchos problemas estructurales. Si aumenta el gasto público se corre el riesgo de elevar el déficit y de reducir la confianza de los inversores. Y si se disminuye el tipo de cambio de la rupia eso puede provocar mayor presión en la inflación por la factura energética y las subsidios en productos de primera necesidad importados.
El Banco central ha conseguido controlar la especulación inmobiliaria, la importación de productos de consumo y la restricción de liquidez, pero esto puede dañar el crecimiento. Cerca de 13 millones de jóvenes se incorporan cada año al mundo laboral y se deben encontrar puestos de trabajo para ellos. Pero las fábricas gigantes son escasas en la India, de modo que sigue siendo muy complejo y difícil hacer negocios allí.
La India tiene que actuar. Hay que incrementar los ingresos y recortar el gasto, pero el ajuste es impopular y será mejor digerido si el nuevo Gobierno impulsa proyectos de infraestructuras con un impacto positivo en la economía y la colaboración del sector privado nacional y internacional. Independientemente de esta alegría, la asignatura pendiente y urgente es aprobar las reformas para seguir creciendo, recortar el déficit, fortalecer la rupia y sobre todo evitar falsos amaneceres.