La hora de la verdad para Maduro

Una confluencia de factores permite augurar que quizás la valentía del pueblo venezolano se verá recompensada con la caída del régimen de Maduro

El hundimiento económico y financiero de Venezuela, iniciado en los últimos años de la dictadura ejercida por Hugo Chávez, se ha acentuado dramáticamente desde su muerte en 2013. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el PIB de Venezula se ha hundido un 44% desde 2013, y la caída alcanzó un 15% en 2018.

La misma institución estima que la producción de petróleo sufrió una contracción del 50% entre enero de 2013 y octubre de 2018. El año pasado la tasa media mensual de inflación registró un 127%, y en 2019 se prevé que la hiperinflación aumente en un porcentaje de diez millones.

Más de tres millones de venezolanos han abandonado su país

En 2016, el 75% de la población perdió peso (un promedio de 8 kgs. por persona) debido a la escasez de alimentos y medicinas. El índice de pobreza se ha elevado hasta el 70%, muy superior al 40% que heredó Hugo Chávez al llegar a la presidencia en 1999.

Según ACNUR, más de tres millones de venezolanos han abandonado su país. Una hecatombe económica, financiera y social de esta magnitud hubiera hundido a cualquier régimen. Pero durante los años de bonanza por los altos precios de petróleo, Chávez hábilmente se ganó el apoyo de Cuba, Irán, Rusia y China. La Cuba castrista recibía petróleo a un precio inferior al del mercado.

A cambio de inversiones en proyectos de poca envergadura, Chávez tejió una estrecha alianza con el radical presidente iraní Mahmud Ahmadineyad y Venezuela se convirtió en la base desde la cual Irán desplegó sus tentáculos económicos, financieros y militares en América Latina.

Maduro se ha mantenido en el poder porque Rusia y China financian la deuda venezolana

La revolución bolivariana asimismo ayudó a Irán a evadir las sanciones internacionales y apoyó sangrientos atentados terroristas perpetrados por Hezbollah en América Latina. Pero ni La Habana ni Teherán pueden frenar el derrumbe de Venezuela.

Maduro se ha mantenido en el poder porque Rusia y China financian la enorme deuda venezolana a cambio del acceso de sus fuerzas navales y aéreas a un país con costa caribeña en el patio trasero de EEUU.

Maduro neutralizó la victoria de la oposición en las elecciones legislativas de diciembre de 2015 despojando al Parlamento de todos sus poderes y entregándolos al Tribunal Supremo y a una Asamblea Constituyente elegida de manera arbitraria en 2017.

Durante las dos décadas de revolución bolivariana el régimen ha financiado a grupos terroristas (FARC, Hezbollah), y llevado a cabo operaciones de narcotráfico y lavado de dinero. Venezuela se ha convertido además en el país más violento de América Latina.

En el primer semestre de 2018 se produjeron más de 5.000 protestas callejeras

Según la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), en 2018 se produjeron 23.047 muertes violentas, situando la tasa de homicidios en 81,4 por cada 100.000 habitantes. En mayo del año pasado Maduro organizó unas elecciones presidenciales fraudulentas boicoteadas por la mayor parte de la oposición y cuya legitimitad fue rechazada por EEUU, la Unión Europea, Canadá, la mayoría de países de América Latina, la ONU y la Organización de Estados Americanos.

Trump está aplicando las políticas económicas que Friedman recomendó a Reagan y Tatcher. Foto: EFE/RS

El papel de los Estados Unidos y la Unión Europea

El desafío de Juan Guaidó al proclamarse presidente interino ha propiciado una política más dura de EEUU y la UE respecto a Maduro

La ex fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz – exiliada en Colombia — cifró en 8.700 el número de ejecuciones extrajudiciales perpetradas por el régimen de Maduro desde 2015. En el primer semestre de 2018 se produjeron 5.315 protestas callejeras, superando las 4.930 acaecidas en el mismo periodo de 2017.

Una confluencia de factores permite augurar que quizás la valentía del pueblo venezolando se verá recompensada con la caída del régimen de Maduro. El desafío de Juan Guaidó al proclamarse presidente interino ha propiciado una política más dura de los EE.UU. y la UE respecto a Maduro.

La presión internacional

En los últimos días, la administración Trump ha aumentado la presión alentando a la comunidad internacional a elegir entre Maduro y Guaidó y pidiendo el aislamiento económico y financiero del régimen bolivariano.

Los gobiernos del Reino Unido, Francia, Alemania y España anunciaron asimismo que reconocerán a Guaído como presidente de Venezuela si no se convocan elecciones en una semana. La comunidad internacional y las principales democracias deben mantener su presión hasta que se produzcan fisuras en el apoyo de las fuerzas armadas a Maduro, cuyo llamamiento al diálogo es señal inequívoca de debilidad.

El reconocimiento como presidente de Guaidó por parte de las principales democracias debería espolear a los valientes venezolanos que reclaman en las calles el final de la tiranía bolivariana. Si alcanzan una masa crítica – cómo ha sucedido en otras revoluciones populares – las fuerzas armadas no tendrán más remedio que forzar la dimisión de Maduro, a quién ciertamente no le faltan dictaduras dónde exiliarse.

El sufrido pueblo venezolano se merece que este desenlace sea rápido y pacífico.