La fortaleza de Junts pel Sí se llama Carles Puigdemont

Un 31,5% de catalanes votaría a JxSí si ahora hubiera elecciones, un 10,3% lo haría por CSQP, un 7,8% por el PSC, un 6,4% a C’s, un 3,1% la CUP, un 2,3% el PP, un 3% otras opciones, un 2,8% en blanco, un 0,9% nulo y otro 8,9% no votaría, un 17,3% se muestra indeciso y el 6% restante no contesta, según una encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat (CEO), realizada posteriormente a la cuestión de confianza planteada por el presidente Puigdemont.

La encuesta se ha hecho con 800 entrevistas telefónicas: 597 en la provincia de Barcelona, 75 en Girona, 45 en Lleida y 83 en Tarragona; y el margen de error para el conjunto de la muestra es del -3,47%. En fin, ya sabemos lo que son las encuestas, pero sirven para olfatear el ambiente.

Aunque esta vez el CEO no haya proporcionado la proyección en escaños de estos resultados, está claro que JxSí sigue siendo una fórmula ganadora. Es el SNP que el soberanismo catalán se resiste a fundar. Y es que la encuesta, que también analiza las fugas de voto entre partidos, así lo demuestra. JxSí destaca por tener un electorado fidelizado, ya que un 84,6% de los votantes sostienen que volverían a apostar por esta coalición de partidos que lideran PDECat y ERC.

Por el contrario, los dos partidos con más fugas de votos son el PP y la CUP, puesto que los populares sólo logran fidelizar el 48,5% de los votantes, un 12% de los que les votaron no les quieren volver a votar y un 27,3% están indecisos, mientras que los antisistema tienen fidelizados a un 54,1% de sus electores, que les volverían a votar, y un 27,1% de los que les votaron en las últimas elecciones catalanas sopesarían ahora votar a JxSí en los próximos comicios. Más refuerzos para el SNP.

¿Cuáles son las claves de está fidelización electoral que tiene JxSí? En primer lugar, la persistente movilización soberanista, que desmiente a los agoreros articulistas unionistas que llevan tiempo prediciendo desde sus tribunas que esa movilización es artificial y no puede durar.

Los que adivinan por agüeros siempre yerran y en este caso concreto todavía más. La tensión soberanista no se va acabar porque el PP consiga que los tribunales y la fiscalía se ceben contra los líderes del 9-N o la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell. Al contrario. La persecución judicial del soberanismo catalán, que a mi modo de ver vulnera la Convención Europea de Derechos Humanos, reforzará esa movilización. Que tomen nota de lo dicho por Puigdemont ante los comensales presentes en el Salón Náutico: «la judicialización de la política es el camino inverso para llegar a acuerdos, pero es un camino que no tiene efectos prácticos para parar la voluntad del pueblo de Cataluña, más bien todo lo contrario». Estén al tanto y lo comprobarán.

La encuesta del CEO nos pone sobre aviso de otro fenómeno relacionado con la fortaleza de JxSí: que su mayor activo se llama Carles Puigdemont. El 57,1% de los encuestados por el CEO considera que el presidente de la Generalitat ganó el debate de la cuestión de confianza celebrado el pasado 28 de septiembre en el Parlamento.

El 18,8%, por lo tanto a mucha distancia del anterior porcentaje, cree que no lo ganó nadie, mientras que el 17,1% no sabe qué opinar. El presidente Puigdemont arrasó según los encuestados, lo que queda aún más reforzado cuando se constata que el 1,7% opina que fue Inés Arrimadas (C ‘s) quien ganó el debate; el 1,2% Lluís Rabell (CSQP) y Anna Gabriel (CUP), respectivamente; el 0,7% Xavier Garcia Albiol (PP) y el 0,5% Miquel Iceta (PSC) y Jordi Turull (JxSí) cada uno, aunque estos dos últimos son los líderes políticos cuyas intervenciones en el debate reciben mejor puntuación (4,85% y 5,53%, respectivamente) por debajo de Carles Puigdemont, el mejor valorado (6,61%). El aprobado es, pues, para los líderes del PDECat, que están entonados.

Sin embargo, esa no es hoy la cuestión, porque el rechazo de los encuestados a la politiquería es muy alto, ya que el 70,5% cree que las críticas, los reproches y las acusaciones cruzadas han dinamitado las propuestas positivas para solucionar los problemas del país.

Los que creen lo contrario sólo alcanzan el 18,1%. Los partidos no se dan cuenta de que a la mayoría del electorado no le interesa para nada qué partido se lleva el gato al agua en las siempre sucias batallas partidistas. El PSC, por ejemplo, votará a favor del suplicatorio del portavoz del PDECat en Madrid, Francesc Homs, cuando hizo lo contrario con José Barrionuevo, a pesar de que después quedó demostrado –si es que antes no lo sabían– que el exministro era un delincuente político al ser condenado a 13 años de prisión por detención ilegal y malversación de caudales públicos. Defender a los promotores del GAL les fue más fácil que proteger a los soberanistas.

La encuesta confirma lo que me indica mi olfato des de hace bastante tiempo. Carles Puigdemont fue la mejor apuesta de Artur Mas cuando cayó en la trampa de la CUP. Los independentistas sin partido, los que creen que lo importante es ganar la independencia y no unas nuevas elecciones autonómicas, saben que Puigdemont es su garantía, la Nicola Sturgeon catalana, especialmente porque el presidente ha manifestado por activa y por pasiva que él sólo está en el puesto para llevar a Cataluña hasta la independencia.

Es lo mismo que decía el anterior presidente, Artur Mas, aunque a él no le creyesen. Quienes difunden la idea de que Carles Puigdemont resultará al fin ser un presidente más dócil que Mas, ya pueden esperar sentados. Puigdemont está templado en acero y es de la misma pasta que la gente que vota Junts pel Sí. Gente sencilla que resiste con calma los atropellos del Estado.