La doble nacionalidad de Junqueras, ¡lo de menos!
Cuando Oriol Junqueras, en plan documental indocumentado de alguna cadena olvidada en el pasado, proclama esa trampilla de mantenerse españoles con la doble nacionalidad para así ser “europeos de facto”, claramente se equivoca. Perdón, ¡europeos no!, que lo somos sin problemas, sino ciudadanos de la Unión Europea. Mi duda a estas alturas del juego es si Junqueras se equivoca porque miente o por desconocimiento. En todo caso ambas hipótesis son horribles.
Aunque Junqueras lo desconozca, para acceder a la doble nacionalidad española con otro país debe existir un convenio de doble nacionalidad. Como dice el Ministerio de Justicia “Y a día de hoy no es necesario que renuncien a su nacionalidad quienes fueran naturales de países iberoamericanos, de Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial o Portugal. Se consideran países iberoamericanos a estos efectos aquéllos en los que el español o el portugués sean una de las lenguas oficiales. A efectos de adquirir la doble nacionalidad, Haití, Jamaica, Trinidad y Tobago y Guyana no se consideran iberoamericanos mientras que Puerto Rico sí se considera iberoamericano”.
Es decir señor Junqueras: o firmamos un convenio con España o su frase es sencillamente mentira. Y como dice la norma, sí además el español o el portugués –vaya usted a saber si les sale por esas– no son lenguas oficiales como indican algunos como el conseller Mascarell, ese convenio es algo así como bastante inviable.
Señor Junqueras, las películas y las series B tienen siempre historias oscuras de dobles y triples nacionalidades. Y hasta de gente extraña que trabaja a las noches por un país. Aquí, por suerte para los ciudadanos y desgracia para los manipuladores, las cosas son más reales.
Lo peor para algunos histéricos del país, –por cierto, un buen número de sus voceros en las tertulias de TV3–, es relacionar columnas como éstas con el discurso del miedo. Pero perdón, no se equivoquen. Ya hablábamos la semana pasada de la mentira de la repercusión de la Via Catalana con el estudio de las portadas de diarios internacionales. En aquella ocasión quedó en evidencia que la mayoría de directores y jefes de redacción no consideraron importante el hecho.
Hoy es el invento de Junqueras y la doble nacionalidad. Quizás mañana sería más serio hablar de si, en el mejor de los escenarios, poco más de 2.900.000 catalanes en activo podrán mantener más de 1.600.000 de pensionistas (1,78 trabajadores por cada pensionista en datos de agosto del 2013). Y eso sin sumar los más de 600.000 parados en Catalunya.
Habrá que decirle a Junqueras que quizás la fantasía de la doble nacionalidad debería estudiarla mejor. Pero sobre todo, deberá explicar cómo vamos a mantener un país donde a números de hoy habrá casi tantos trabajadores en activo como pensionistas y parados. Es decir 2.900.000 por 2.200.000 personas. Para que gente como Artur Mas o Francesc Homs lo entiendan –como parece que no han entendido los mensajes de la UE–, ¿cómo se mantiene un país donde esa relación se acerca al 1 X 1? Es viable un lugar donde cada trabajador debe pagar a un parado o un pensionista. Que cada uno responda internamente.
Finalmente los de las fantasías que vuelvan a la carga con que esto es discurso del miedo, si decir las cosas como son es fomentarlo, las historias que explican los Junqueras y los Mas se acercan peligrosamente cada día más al discurso de la vergüenza. Pero vergüenza por la cantidad de proclamas viciadas de contenidos, tiradas exclusivamente del sentimientos y olvidando a las personas.
Los héroes y leyendas medievales están ya muertos. Ahora toca la gestión, la transparencia y la profesionalidad. Lastimosamente para la mayoría de políticos y líderes sociales catalanes estos temas les van grandes, muy grandes. Y se nota. Espero que ahora algunos entiendan porque las portadas –aquellas elegidas por directores y jefes de redacción internacionales– sí son un termómetro real del país.