¿La división territorial de la Catalunya independiente?
Hoy empiezo a escribir en horario nocturno desde un aeropuerto del norte de España. Algunos piensan que viajo mucho, aunque la verdad he reducido mi frecuencia aérea en los últimos años. Veo que incluso Artur Mas ya tiene planificados “sólo” 40 viajes para el 2014 y va a superar mis puntos en tarjetas de fidelidad aéreas. Quizás no llegue el President al nivel de George Clooney en Up in the Air, pero está claro que últimamente está más pendiente del cielo que de la tierra, es decir, más celestial que terrenal.
Como ya deben saber muchos, las terminales de los aeropuertos en España son más bien aburridas, sobre todo cuando uno viaja sólo en horarios cercanos a la medianoche entre semana. En las terminales podemos navegar en los escasos 15 minutos de conexión gratuita a Internet, juguetear con el whatsapp, en mi caso llamar a los niños, y hasta dilapidar dinero en cualquier aberrante bocadillo o bebida a precio de oro. Les confieso que a esos tópicos yo les añado reflexionar sobre las cosas que veo e incluso leo. Muchas grandes ideas han surgido en una silla de un aeropuerto.
Hoy pensaba en los viajes de mi President. Sí, ya sabemos que es nuestro, nos guste o no. Imaginaba un país catalán independiente en unos años. Y no sé por qué razón me vino a la cabeza algo quizás para algunos trivial, pero creo que muy importante en cualquier país, ¿cuál sería la hipotética división territorial de Catalunya? Obviamente, las históricas cuatro provincias de principios de S.XIX son demasiado españolas y no valen. Las famosas Veguerias anteriores al Decret de Nova Planta de 1714 tampoco parecen encajar con la Catalunya actual. ¿Quizás las más de 40 comarcas?.
Claro, cada comarca tiene su idiosincrasia. Catalunya es un país variado. No es lo mismo la Vall d’Aran que las Terres de l’Ebre. Como no queremos una Catalunya centralista habría que crear un Parlament para cada una de ellas. No vamos a ser menos que España. Y un Parlament implica unos partidos locales. Es decir, un gobierno comarcal y una oposición. Imaginemos entonces que el presidente de les Garrigues viaja a 40 países por el mundo en el 2015. ¿Por qué no tendría su derecho a hacerlo? y, mientras, no paga a sus farmacias.
Entendemos que en una Catalunya independiente algunas comarcas tendrán transferidos algunos servicios como la sanidad o la educación. Alguna, quizá la Vall d’Aran o l’Empordà, ¿podrían tener también su propio servicio de policía? Y cómo no, también sus impuestos locales diferentes una de otra.
Al transferir educación a la Vall d’Aran, la única con idioma propio, su Gobierno haría su inmersión lingüística en aranés y aún habiendo sentencias del reluciente Tribunal Constitucional Catalán no las acataría. Es más, en un partido entre el Vielha FC contra el FC Barcelona, visto como el equipo de la capital, se oirían gritos de puta Catalunya o Barcelona nos roba.
Su televisión haría documentales sobre el déficit fiscal de la Vall, o como hace 200 años, cuando Napoleón, eran un departamento francés o antes eran parte de Aragón. Vamos, sería un país anexionado a Catalunya a la fuerza. Mientras, eso sí, la Vall d’Aran debería seguir recibiendo dinero de Barcelona porque sus números no cuadran.
No hace falta decir que también el presidente de les Garrigues pediría su derecho a decidir y su partido la “Unió de les Garrrigues” celebraría con manifestaciones –mínimo de un millón de personas en Borges Blanques– su día más señalado, supongo el día de la Oliva.
En el mundo, los gobernantes no darían abasto para atender a los más de 40 presidentes de comarcas. Siempre en sus viajes acompañados de sus más de 40 televisiones y radios para alabar sus actos. Si la miserable España centralista donde Madrid roba a diario transfiere la educación, sanidad, y un largo etcétera, ¿qué no hará la nueva Catalunya independiente?
Porque, claro, a punto de embarcar en el avión, supongo que alguien de la Generalitat, CIU o ERC, habrá pensado (obviamente usando el verbo pensar descarto a Homs, Turull y amigos) en cómo será la división territorial de una Catalunya independiente y qué transferencias haremos a cada territorio.
Porque haremos transferencias, ¿no? No pensarán crear un país centralizado como la malévola España. ¡Y qué menos! una nueva Catalunya debe ir más allá de Madrid y sus autonomías. Tienen suerte que soy de los que cuando sube al avión se pone a dormir. Y en los sueños uno sueña, valga la redundancia, en cosas más lógicas.
Me gustaría, sin embargo, que algún lector resuelva el misterio. ¿Cuál será la división territorial de Catalunya?, ¿cuáles serán las transferencias a las regiones, comarcas o lo que sea? y, ¿llegaremos más allá de lo que Madrid ha dado a las comunidades o seremos más centralistas que nadie?. He preferido dormir en el avión que imaginar semejante historia.