La dieta de Mas-Colell

 

Por insistir en las bromas del conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, podríamos afirmar que el radical adelgazamiento que mostró en los últimos años su antecesor, Antoni Castells, debido según propia confesión a una rígida dieta, ya anticipaba lo que iba  a ser la moda imperante en esta legislatura: el adelgazamiento a tope de la administración pública, austeridad en el gasto público hasta quedarse en los huesos si hace falta.

Pero siendo honestos, deberíamos reconocer a otros gurús que ya apuntaron con preclara visión la tendencia que triunfaría: por ejemplo, el presidente del Banco Sabadell, Josep Olíu, que habló hace un año más o menos de la necesidad de achatarramiento de una parte del sistema financiero. Y otros autores, que no citaremos por la brevedad de este artículo, que también se pronunciaron en similar dirección.

No seré yo, claro, quién se atreva a ir contracorriente. Cualquier persona que se haya molestado en conocer un poco el funcionamiento de las administraciones públicas de este país habrá notado que el exceso predomina, que pueden sin peligro someterse a un régimen que les quite la mucha grasa acumulada, especialmente en los años de lujuria inmobiliaria y de las otras. Juan Rosell, presidente de la CEOE y aún también de la patronal catalana, Foment, ya sugirió en una asamblea de empresarios metalúrgicos unas cuantas liposucciones a realizar: desde competencias, y sus correspondientes departamentos, duplicadas o triplicadas a una serie de funciones absolutamente amortizables.

Estando, por tanto, de acuerdo en la necesidad, no puedo estarlo en la explicación. Asegurar, sin más, como hizo Mas-Colell, que la privatización de determinados servicios públicos o su gestión por compañías privadas es por naturaleza más eficiente es una afirmación ideológica, pero poco científica, y sobretodo, y esto es a mi juicio lo más grave, es una declaración de incapacidad de que su gestión hará eficientes los servicios a su cargo. El funcionario no es intrínsecamente vago, malo o ineficiente, no está esto, que yo sepa, en su ADN. Su falta de productividad deberá imputarse, si es el caso, a sus responsables políticos. Decir lo que ha dicho Mas-Colell el mismo día en que anunciaban un gasto de 1,2 millones de euros en hacer una auditoría del anterior gobierno habiendo una Sindicatura de Cuentas, o en que TV3 pujaba y ganaba la Champions a costa de 5 millones de euros cada año puede sonar a sarcasmo.