La derecha española y la soberanía
A diferencia de la derecha convencional en Europa, la española no mantiene su compromiso con Europa. ¿El ejemplo? Aznar
Una de las características diferenciales de España con respeto a Europa es el grado de europeísmo de la derecha. Mientras las derechas homologadas y homologables van construyendo Europa, con tino y pies de plomo –faltaría más con la que está cayendo—, las extremas derechas se vuelcan a la descarada contra Bruselas y las instituciones comunes.
Bajo las denuncias a cargo de la extrema derecha que culpabilizan a Europa de tantos males, desde la inmigración a la desigualdad, late un mensaje soberanista: hay que confiar en los estados, no en Europa, como garantes del bienestar, las pensiones y las prestaciones, etc. El estado es el bueno, Europa es la bruja mala.
Sin la intervención del Banco Central Europeo, unos cuantos países estarían en bancarrota
En realidad los estados son los redistribuidores de la riqueza, no los garantes de su creación. Todos saben que fuera del protector paraguas ‘imperial’ de la unión reina el frío económico. De no ser así, los británicos no andarían tan preocupados. En la extrema derecha lo saben, pero lo esconden.
Además de esta tergiversación de la verdad, de la cual participan, si bien de lejos, las llamadas izquierdas populistas, está la rebelión contra el control del déficit. Sin la gloriosa y arriesgada intervención del Banco Central Europeo, unos cuantos países, entre ellos España, estarían en bancarrota. Sin embargo, la competencia por saltarse los límites y gastar más y más es feroz entre la mayoría de los países miembros.
Desahuciada o fagocitada la socialdemocracia, la derecha convencional mantiene el compromiso con Europa, fija las estrategias y los límites. La anomalía de la derecha española es que no pertenece a este club. Más que de voluntad, es cuestión de mentalidad. Una cosa son los grupos parlamentarios y otra la participación en los parámetros y la toma de decisiones.
Aznar trató de acercar a España al bloque atlántico y así socavar el eje franco-alemán
Recuerden la foto de las Azores, que respondía a la estrategia de Aznar que pretendía situar a España en el bloque atlántico, junto a Gran Bretaña y los Estados Unidos, y así socavar el eje franco-alemán. Resultó un fracaso.
Luego vino Zapatero y reingresó en el redil continental. Rajoy no movió ficha en este sentido y Sánchez menos que la va a mover, porque se presenta como garantía de estabilidad frente a una derecha desafiante y rompe-todo.
Lo que está ahora a punto de romperse es el consenso entre los grandes partidos, no sobre la pertenencia sino sobre la obediencia a Europa. No es que el soberanismo español aceche de nuevo, es que está a punto de mandar en plaza.
¿Y la deuda? La deuda, que nos dejen en paz o que la paguen ellos. España es demasiado grande, en todos los sentidos, como para ser rescatada. Grande y libre, o sea soberana, además de una.
No hay que remontarse al famoso libro de Ramón Carande Carlos V y sus banqueros. Tampoco hay que enumerar las innumerables veces que, posteriormente, España ha dejado de pagar lo que debía.
El problema de hoy es más grave. El problema es la no asunción del recorte a la soberanía que comporta la pertenencia a la Unión, recorte que se agrava con la deuda pero que no nace de la deuda.
El problema viene de lejos
Tal vez la fecha de nacimiento de esta actitud diferencial se encuentre en la Guerra de la Independencia. Alzarse contra el ejército invasor napoleónico significaba renegar del liberalismo para abrazar el absolutismo.
Por mucho que lo intentaran en las Cortes de Cádiz, los patriotas liberales no consiguieron unir soberanía y constitución sino todo lo contrario, como había previsto el mismo Napoleón, que temía la manipulación del pueblo a cargo de los privilegiados, enemigos de la libertad, que le tenían sometido.
La alianza conservadora europea sigue siendo liberal
Así sucedió. Mucha independencia contra el francés cuando portaba libertad, pero también mucho aplaudir a los franceses del ejército de los Cien Mil Hijos de San Luís cuando al poco invadieron España para imponer el absolutismo.
El equivalente actual a La Santa Alianza absolutista y los Cien Mil es la extrema derecha de allende los Pirineos, pero no está en condiciones de invadir España para ayudar a los reaccionarios.
Al contrario, la alianza conservadora europea de nuestros días sigue siendo liberal. Por eso, porque lo es de verdad, se está quedando sin interlocutores de derechas en España.
Lo que la derecha española, toda ella, va descubriendo de nuevo, y está en disposición de imponer como relato, es que Europa ya no es la solución porque España, su España, nunca fue un problema.
El problema, en todo caso, va a ser de Europa.