La decisión vital del PSC
Hay una primera consideración sobre el PSC y debe ser crítica. En demasiadas ocasiones ha tratado de construir su proyecto negando al PP, en lugar de afirmar y defender su propio modelo de sociedad. La famosa campaña electoral que lideró el ahora diputado en el Congreso, José Zaragoza, «si tu no vas, ellos vuelven» fue un éxito. La candidata del PSC en las elecciones generales de 2008 logró 25 diputados con ese slogan. Una barbaridad. Pero comenzaba a ser muy cansino: sólo rechazando al PP podía el PSC sacar la cabeza.
Pero también está claro que el adversario de los socialistas en el conjunto de España es el PP. Eso no quiere decir que no se pueda colaborar, pero es evidente que hasta ahora el PP y el PSOE han sido las dos únicas alternativas de gobierno.
Fiel a esa posición, a esa convicción, el PSC votará en contra de la investidura de Mariano Rajoy, aunque el comité federal del PSOE haya decidido abstenerse. Y es que para el PSC se trata de una decisión vital, lo entienda o no la gestora socialista o la que está llamada a ser la nueva líder del partido, Susana Díaz.
En su intervención en el comité federal de este domingo, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, ofreció un argumento que debe ser analizado en profundidad por todos los dirigentes socialistas.
«Nada nos horroriza más que la perspectiva de dejar de compartir con todos los socialistas un proyecto federal para España. O quizá sí, algo nos horroriza más, que acabemos ofreciendo un argumento más a los independentistas para que lo sigan siendo. Que incluso demos razones para que muchos acaben de convencerse de que esto del federalismo no es viable y se acaben resignando a la independencia como algo inevitable», aseguró.
Es decir, el PSC está pensando más en el enorme problema que supone para el conjunto de España el caso catalán. Y entiende que si el PSOE no puede asumir un voto diferente del PSC en la investidura, es muy difícil que, posteriormente, pueda defender un proyecto federal. Y eso para los socialistas en Cataluña será definitivamente letal.
Pero no sólo para unas determinadas siglas, que, al fin y al cabo, nacen y pueden desaparecer, sino para los proyectos políticos que apuesten por vías diferentes a la independencia de Cataluña.
El PSC considera que, aunque el propio partido ha cometido muchos errores, ha sido la inmovilidad del PP la que ha provocado que el problema catalán sea mayor. Se puede discrepar con esa interpretación, pero es cierto que Mariano Rajoy no ha tomado iniciativas. Ha preferido esperar, y que actuara –como debe ser, por otra parte, aunque es insuficiente—la ley.
Por tanto, si el PSC se abstiene en la investidura, estaría avalando esa posición pasiva de Rajoy. Es lo que defiende, también, la número dos del PSC, Núria Parlón, pese a que quisieran jugar con ella los partidarios de Susana Díaz.
Lo que está en juego ahora es la relación del PSOE con el PSC. Pensar que el PSOE puede establecerse directamente en Cataluña es no conocer la realidad. Se ha especulado con ello durante muchos años, pero nadie ha sido capaz de implementarlo.
Lo que el PSOE y el PSC deben negociar es si, realmente, hay espacio para un proyecto común del socialismo español, que incorpore vías realistas y posibles para solucionar el enorme embrollo que ha provocado el independentismo. Eso se comprobará de inmediato en función de las medidas que pueda tomar la gestora contra los siete diputados del PSC que votarán no a Rajoy.
En caso de que los dos partidos no se entiendan, no será únicamente un desastre para los socialistas. Será una pérdida para España, y para Cataluña, para los que en Cataluña creen que se puede caminar hacia una España diferente al modelo que defiende el PP, y a la ruptura que defiende el independentismo.