La decepción del Banco Central Europeo y la nuestra
Es una lástima que nuestro sistema financiero sea tan poco permeable a las demandas de la sociedad. Mientras el Banco Central Europeo pone a disposición de los bancos centenares de miles de millones y está dispuesto a poner más, las entidades de crédito miran hacia otra parte. Incomprensible.
Como ya debéis de saber, el BCE bajó los tipos de interés hasta el 0,05, es decir, prácticamente hasta cero. Además, ha empezado a poner a disposición de los bancos comerciales entre 500.000 y 1.000.000 millones de euros a cuatro años, es decir, el equivalente a toda la producción de España en un año, o lo que es lo mismo, su deuda. A pesar de esto, los bancos no parecen muy interesados en este préstamo a interés casi regalado (si piden un millón de euros sólo tendrán que pagar 1.020.000 euros transcurridos los cuatro años).
Pero estas condiciones no han sido bastante buenas para las entidades de la eurozona y la primera subasta se ha quedado un 20% por debajo del importe disponible. Las empresas, las familias y las administraciones necesitan crédito, el presidente del Banco Central Europeo pone el dinero, pero los supuestos intermediarios entre éste y la gente no ejercen su papel. ¿Qué pasará ahora? ¿Saldrán nuevos intermediarios financieros? ¿O las estrictas regulaciones y requisitos de capital a que están sometidos entorpecerán este nacimiento?
En cualquier caso me gustaría responder a la excusa que han dado algunas entidades para explicar esta anómala situación: «No hay demanda de crédito solvente». Los problemas de insolvencia bancaria no están en los nuevos créditos, sino en los clientes actuales. Es la insolvencia de los actuales clientes bancarios (no de los futuros) la que está provocando que los sistemas financieros hayan sufrido severas reformas y algunos bancos hayan tenido que ser rescatados en Europa.
Por tanto, algo falla en el sistema financiero europeo, y probablemente es la manera en la que, hasta ahora, los bancos concedían créditos y que los ha llevado a la desastrosa situación que todos hemos podido vivir durante los últimos años, con unas tasas de morosidad del sistema financiero español, por ejemplo, de la orden del 14% (uno de cada siete préstamos no se devuelve).
Un ejemplo a seguir, para todas estas entidades, es MicroBank. Un banco creado en 2007, justo al inicio de la crisis y que tiene un ratio de morosidad del 2,3% (pág. 43), menos de la mitad que el mejor de los grandes bancos españoles (Bankinter 4,9%). El resto de bancos, superan con creces esta cifra (según thebanker.com: Sabadell 13,63%, La Caixa 11,7%, BBVA 6,8% y Santander 5,64%).
Así que ojalá la próxima subasta del regulador (el BCE) no quede un 20% desierta y los bancos se animen a volver a dar créditos.