La convicción del presidente y el pato de Wittgenstein (I)
La evolución de la economía española ha experimentado un crecimiento, sí, pero como explicaba Wittgenstein se puede ver como un pato o un conejo
Malos tiempos aquellos que, al llamarla post-verdad, se falsea hasta la mentira. Cuando el Ministro de Hacienda resalta la bondad de los logros del gobierno en el ámbito de la economía, suena a provocadora y transparente verdad: “alguno de los del IBEX, hasta me dan las gracias en privado, ahora están ganado todos más que cuando llegué” (El Mundo, 15 de octubre de 2014). Pero, cuando el Presidente del Gobierno afirma que ya “hemos salido de la indigencia” (cope.es, 2 abril 2017) nos devuelve al inquietante mundo de la “post-verdad”.
Estas declaraciones conviven mal con la existencia de una intolerable desigualdad, que además de no reducirse, se cronifica, y son incompatibles con la existencia de un nivel de riego de pobreza sin precedentes, con la inaceptable extensión de la precariedad en el empleo y con un futuro que incierto en términos de empleo.
Estas conclusiones son inevitables si nos atenemos a los últimos informes de la Comisión Europea y de la OCDE sobre la economía en España, al informe de Eurostat sobre la pobreza y al informe de Credit Suisse sobre la riqueza en el mundoi. Los datos que aportan estas instituciones revelan la existencia de una gran brecha social, como dos piezas que no ajustan, que no cierran. Una brecha producida por la recuperación de los excedentes empresariales basada principalmente en la devaluación salarial, la desregulación laboral y la reducción del gasto público social.
Entre 2008 y 2014 la riqueza del 1% de la población ha aumentado el 32,2%
La transformación de la crisis económica en crisis social está en el origen de esta brecha. Las autoalabanzas de los responsables de la política económica del gobierno, el tele-mensaje de que crecemos más que nadie y de que creamos empleo, la ocultación de la expansión de la precariedad y de sus dramáticas consecuencias, son los materiales con los se justifica y alimenta la actitud crédula, nuestra o de ellos, ante un crecimiento económico excluyente para la mayoría de la población. Son los mimbres de una justificación ideológica y propagandística”) que cubre, sin pausa, la consolidación de una sociedad dual y de visiones divergentes sobre lo que está ocurriendo. Como dice V.Klemperer, “el lenguaje saca a la luz aquello que una persona quiere ocultar de forma deliberada, ante otros o ante sí mismo, y aquello que lleva dentro inconscientemente”)
“Vamos en el mismo barco” advierte Zigmunt Bauman , en el documental de Rudy Gnutti del mismo título, cuya visión recomiendo. Es cierto, pero en el barco unos deciden el rumbo y los demás permanecen en la bodega. Una bodega sin escalera para salir y con el cable del ascensor roto. Los pasajeros miran la realidad desde el mismo barco, pero no ven lo mismo. La percepción de lo que ocurre no coincide, no es única, de tal modo que “cada uno habla de la feria según cómo le va en ella” (La Celestina). Se trata de algo similar a lo que Wittgenstein denomina ‘ver-como’: podemos ver una imagen “unas veces como una cosa, otras veces como otra cosa. Un niño puede ver una caja de cartón como una casa o como un cajón con facilidad”.
Vemos la realidad, pero “la interpretamos, y la vemos tal como la interpretamos.” Wittgenstein lo ilustra con la imagen de un pato, al que también podemos ver-como un conejo. La licencia que propongo consiste en adoptar estas figuras para describir algunas de las consecuencias de las formas diferentes de ver e interpretar la crisis. La asignación pato o conejo, a cada una de ellas, no responde a ningún intencionalidad ni prejuicio, es totalmente casual.
La economía se puede ver como un pato o como un conejo, siguiendo el símil empleado por Wittgenstein
Si la vemos como un pato: “somos el país que más crece y más empleo crea” (twitt de Mariano Rajoy del 18 de junio de 2016). Salimos de la crisis, salen especialmente los que nunca habían entrado en ella.
Una visión de la crisis es su efecto sobre lo que denominamos riqueza y, como está distribuida. Hablamos de patrimonio y no de renta, y sin computar paraísos fiscales. Según los informes de Credit Suisse la participación del 1% de la población sobre la riqueza de España era el 27% en 2014, superior al 22,3% de 2008, y sustancialmente superior al 24,6 % de media en los países de la zona euro comprendidos en estos informes. El 10 % más rico también ha aumentado su participación del 51,8 % hasta el 55,6 % de la riqueza total. Entre 2008 y 2014, la riqueza del 1% de la población, en dólares US de valor constante, ha aumentado el 32,3 %. La riqueza del 10 % más rico ha aumentado un 17,3 %, mientras que la riqueza del 90% de población restante se ha mantenido prácticamente constante, solo ha aumentado un 0,6 % (Gráfico 1).
Este proceso de acumulación de riqueza es más intenso durante los años de segunda recesión provocada por las políticas de austeridad. Entre 2008 y 2011 la riqueza del 1 % más rico crece el 10,4 %, mientras que entre 2011 y 2014 la acumulación se acelera, creciendo el 19,79%. Esta evolución sólo es compatible con la reducción de la participación en la riqueza total del 90 % restante de la población. La información más reciente no está disponible. En 2015 Credit Suisse ha eliminado del informe la ‘Section 4. Wealth inequility , la que contenía la información histórica sobre la distribución de la renta por deciles de población . Es una tentación pensar en que: muerto el perro, se acabó la rabia.
Por otra parte, desde la perspectiva de la renta nacional, su distribución funcional durante este periodo muestra una tendencia al alza en el porcentaje de renta correspondiente a los excedentes empresariales. Estos pasan de participar en el 41,7 % de la renta nacional de 2008, a un 42,6 % en 2015 (Gráfico 2).
Durante el período de crisis, las grandes que cotizan en el IBEX han obtenido crecientes beneficios. Carles Manero iv aporta datos que ilustran esta tendencia: las empresas del IBEX obtuvieron cerca de 20.000 millones de ganancias en 2013, un 57 % más que en 2012; Banco de Santander, BBVA, CaixaBank, Banco Popular y Banco Sabadell, multiplicaron sus beneficios por 4 en 2013. Esta tendencia alcista se ha mantenido, el incremento de beneficios del primer trimestre de 2017 respecto al mismo periodo de 2016 de CaixaBank ha sido del 48%, el de Bankia del 28% y el de Banco de Sabadell del 14%v.
La gran brecha también se manifiesta en las divergencias en las retribuciones. Hay una distancia antes desconocida entre las medias salariales y las retribuciones de los altos directivos de las grandes corporaciones. Con datos referidos a 2014 y a partir de los publicados en El País en marzo de 2014: si a los 56 directivos del IBEX35 con una retribución superior a 1 millón de euros anuales, se les sustituyeran éstas por una de 600.000 euros anuales para cada uno de ellos, sobrarían respecto de sus retribuciones reales una cantidad equivalente a 25.869 subsidios de desempleo (426 € en 2014), simple ejemplo de la desigualdad rampante.
Más de 850.000 afectados por la crisis de las preferentes vieron cómo se fundían sus ahorros, 18.000 millones de euros que se convirtieron en parte del saneamiento del sistema bancario. Recursos que complementan el préstamo de 41.300 millones, con aval público, del Memorandum de Entendimiento de 9 de julio de 2012. Las consecuencias se traducen en incremento del gasto financiero público, y en los niveles de deuda del sector público más elevados de la historia.
España es el único país de la zona euro que grava con IVA reducido las embarcaciones de recreo
Es el coste, denominado por los especialistas del riesgo moral del sistema bancario, con el argumento de que su caída tendría graves consecuencias, algunos pueden actuar con la conciencia de que al final habrá un avalador público porque son “demasiado grandes para caer”. El economista Anthony B. Atkinson invierte el argumento del riesgo moral y plantea una obligación moral ante los afectados por las hipotecas, los parados y los que viven en precariedad: “nadie es demasiado pequeño para dejar que caiga”, argumento sin duda con menos éxito en una sociedad que somete los ciudadanos a las exigencias de los mercados, en vez de crear una economía al servicio de los ciudadanos.
El ingreso fiscal es débil, un 32,5 % del PIB ante un 40,4 % de media en la zona euro. Equivale a unos 90.000 millones de euros anuales de menos ingreso, cifra cercana a los 106.700 millones de euros gastados en 2014 en sanidad i educación conjuntamente (44.800 millones en educación y 61.900 millones en sanidad).
La insuficiente presión fiscal, el fraude fiscal, estimado en 59.500 millones de euros en 2011, y la poca progresividad del sistema fiscal (España, por ejemplo, es el único país de la zona euro que grava con IVA reducido las embarcaciones de recreo, con un tipo es inferior al de los productos y servicios culturales, siendo este por el contrario, uno de los más elevados de Europa) son causas principales del déficit público, atribuido de forma engañosa al gasto social con la finalidad de justificar los recortes y las privatizaciones.
El presidente del gobierno define con precisión la visión ‘pato’: “miramos el futuro con optimismo, así somos los españoles” (La sexta. Visita a Uruguay. 26 de abril de 2017) Con los datos anteriores no cabe duda de que ‘algunos’ españoles deben ver su futuro con mucho optimismo. Por estas razones y porqué, como decía de forma premonitoria el humorista Jaume Perich en 1970: “En España no hay lucha de clases. Existe demasiada diferencia de peso” (‘Autopista’).
Pero la perspectiva del ‘pato’ no es unívoca, caben otras formas de ver, de comprender la actualidad y de intuir el futuro. (en un próximo artículo)