La comisión de cajas de ahorros, un vodevil catalán de muy mala calidad

Llevamos unos meses asistiendo a un esperpento colectivo. Es la mal llamada comisión de investigación sobre las cajas de ahorros que puso en marcha el Parlament de Catalunya. Tenía buena pinta su finalidad. Que un representante de la soberanía popular entrase en el tema e hiciese un análisis distante y sosegado de lo sucedido parecía una buena iniciativa. Sobre todo, después de conocer cómo se derrumbó el antiguo mapa financiero catalán.

Al ser cosa de políticos sucedió que la propia elección de aquellos que iban a ser llamados ya fue la defunción de la, insisto, mal llamada comisión de investigación. En estas tierras no se puede hablar en serio de cajas de ahorros sin que lo hagan Isidro Fainé y Juan María Nin, los próceres de La Caixa. O sí, se puede hacer, como es el caso, pero no tiene el más mínimo interés.

 
Es más interesante saber qué piensan quienes no han comparecido que los que sí lo han hecho

Por allí han pasado Narcís Serra, Adolf Todó, Rodrigo Rato, José Ignacio Goirigolzarri, entre los más ilustres, pero también antiguos directores generales de cajas catalanas como Josep Ibern o Ricard Pagès. Tampoco hemos visto discurrir por allí al que fuera el urdidor del mapa catalán de cajas, el entonces conseller de Economía, Antoni Castells. Los que han asistido han tirado pelotas fuera, ni saben, ni contestan. El último ha sido el defensor del cliente de las cajas, que con toda la desfachatez del mundo asegura que el modelo de las cajas era inviable, aunque a él particularmente le generara unos ingresos no desdeñables ejercer esa función. Y, por cierto, que él no estaba allí para hablar de participaciones preferentes. Faltaría más.

Tampoco ha pasado por allí Arcadi Calzada, el hombre que desde Caixa Girona y en supuesto nombre de su vinculación con CiU cometió diferentes tropelías. Todo quedó tapado cuando La Caixa engulló la cajita provincial y absorbió su maltrecho balance. Pero algunos cuadros y obras de arte aún cuelgan de despachos, fundaciones y almacenes. Siguen existiendo, como la historia.

De eso, de las responsabilidades personales, del enriquecimiento rápido por la vía de los planes de pensiones aprobados, de la temeridad comercial en productos de riesgo para los clientes, de eso y de algunas cosas más no se ha hablado ni se investigará a fondo. Por más que Jordi Cañas y David Fernández nos hayan facilitado la conversión de la comisión en un pequeño circo, el vodevil catalán de las cajas de ahorros es de mala calidad. Pésima.