La Catalunya ‘comprometida’ con la regularización fiscal
El Gobierno se inventó en 2012 un proceso de amnistía fiscal con el afán de repatriar capital oculto en el exterior y aflorar dinero opaco al fisco, aquel que descansa en cajas de seguridad de bancos off shore o cajas fuertes particulares. No fue mal, 31.529 sujetos tributarios, entre empresas (618) y particulares (el resto) presentaron declaraciones ante Hacienda sobre los bienes ocultos que no habían prescrito. Es decir, desde 2007 hasta la fecha.
El proceso lanzado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, fue perverso desde el principio, con independencia de cualquier consideración ideológica. Los aproximadamente 40.000 millones que han aflorado y los 1.200 millones que ha recaudado Hacienda, algo menos de lo previsto al principio, son el resultado de sumar rentas y patrimonios que la Agencia Tributaria desconocía y sobre los que sus poseedores no pagaban impuestos. En muchos de los casos, el capital procedía de ejercicios anteriores a los prescritos.
Catalunya ha sido una de las comunidades autónomas más aplicadas en la regularización, según relatan diversas fuentes conocedoras del proceso. Bastante más de su peso por PIB en la economía española. Dicho de otra manera, Catalunya es una de las autonomías con más fraude fiscal subyacente.
Es un buen dato para aquellos que se quejan de forma reiterada de que los catalanes resultamos perseguidos por inspecciones fiscales continuas y más severas que en otros puntos de España por mera instrucción política. Es también una invitación a la reflexión de quienes relacionan amnistía fiscal únicamente con el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, o con los golfos que rodean el caso Gürtel y otras manifestaciones delictivas de la caspa mesetaria.
Una buena parte de esas regularizaciones se han producido en sujetos tributarios con residencia fiscal en Barcelona, de la Diagonal hacia la montaña. Empresarios, personas del mundo de los negocios, algún político, sus familias y allegados…
El bufete más activo en preparar la documentación para llevar a cabo la puesta al día con el Fisco ha vuelto a ser Cuatrecasas, el despacho que dirige Emili Cuatrecasas, todavía con líos jurídicos, también tributarios, por sus cuentas personales. Otro de los que ha trabajado con intensidad es Heribert Padrol Munté.
Padrol, ex diputado de CiU (un aspecto que no incluye en su currículum profesional) y anteriormente jefe de Inspección de la AEAT, parece haber desarrollado una frenética actividad en los últimos meses en favor de algunos descendientes, regularizados también, de una de las familias políticas más importantes de la Catalunya contemporánea, hoy puesta en entredicho casi al completo. Joan Antoni Sánchez Carreté, otro histórico del sector y fiscalista de cabecera de Jordi Pujol Soley (como ven es necesario ya especificar los segundos apellidos), también ha tenido un buen repunte de visitas a su despacho.
Hasta los bancos han trabajado con ahínco. Los fondos que han salido de las cajas fuertes han ingresado en las oficinas. Una agencia de empresas del Banc Sabadell en Via Laietana abrió en aquellos días mañana y tarde y reforzó su seguridad para atender la gran cantidad de contribuyentes rezagados (la gran mayoría) que se presentaban con efectivo. Se habla también de maletines con dos millones de euros en billetes de 500 euros que han ingresado en otras oficinas bancarias de la competencia. Llegaban llenos y salían sólo con aire dentro.
Tampoco se lo pierdan: incluso algunos catalanes con fondos en la banca suiza han trasladado sus depósitos de Ginebra a Luxemburgo. Uno de los requisitos de la normativa que se estableció era que el efectivo se ingresara en bancos de la Unión Europa, no necesariamente españoles, por lo que aquella frontera, vía Alemania, vivió una hiperactividad digna de una película de Woody Allen.
Parece que a algunos bancos suizos no les acababa de gustar el proceder de sus clientes españoles y les han limitado a un millón de dólares la cantidad para ser recibidos en el banco. Otros, con dinero en Andorra, se quejan amargamente de los sablazos en comisión que les cobraba La Caixa por aceptar las transferencias del banco pirenaico desde el que procedían los fondos.
En fin, son sólo algunos detalles de la trastienda de la regularización en clave local. Se trata de un proceso que vuelve a decir mucho sobre las características menos visibles de la sociedad catalana. Un identitario incomprensiblemente menos conocido que el esgrimido por los políticos de manera reiterada en sus discursos buñuelo (aquellos que, como el dulce, sólo contienen aire en su interior).
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TRATAMIENTO SEMANAL DE CHOQUE:
>> Supositorio matinal: Para Gonzalo Garnica, antaño jefe de gabinete de Carlos Ferrer Salat y director de comunicación de CEOE, y secretario general de la Cepyme desde enero de 2011 hasta hace apenas unos días. Garnica fue arrinconado a Cepyme cuando Juan Rosell llegó a la presidencia de la patronal. No quería entenderse con “el catalán”, como alguna vez había descrito al empresario barcelonés. Incluso desde dentro de la organización jamás aceptó el nuevo estado de cosas.
Ahora, CEOE y Cepyme le acaban de enseñar la puerta de salida. Han tenido que esperar a que se aprobara la reforma laboral con objeto de minimizar el coste del despido. Con todo y con eso, Garnica se lleva algo más de 600.000 euros en la mochila.
>> Supositorio nocturno: Para Javier Valls Taberner, ex presidente del Banco Popular junto a su hermano Luis. Esta semana sorprendió con un artículo extemporáneo. Usó la efeméride del séptimo aniversario del fallecimiento de su hermano para pasar cuentas con los actuales gestores del Popular.
Tiene todo el derecho a criticar el modelo bancario de quienes hoy dirigen la entidad, como hace de manera indirecta en su texto, pero lo que ha dejado a todos de piedra es que lo haga invocando la figura de su hermano, con un texto que detalla sus creencias y pertenencia al Opus Dei. Hubiera resultado más natural que explicara su visión sin darse tanto jabón personal para él y para su hermano fallecido.