La Cataluña insurgente
Mas, Rigau, Ortega, Homs y Forcadell. Nombres propios de la construcción del Mito de la autodeterminación como Derecho Universal. Pero la palabra que mejor define a los nombres propios es Desobediencia. El no reconocimiento del estado de derecho español y la definición de la democracia española de enferma o de baja calidad democrática. Junts pel Sí ha comprado la hoja de ruta de la CUP. Y ya sabemos que quiere la CUP para Cataluña. ¿Lo mismo que ERC y PDCAT?
Los secesionistas han entrado en modo «desobediencia». Interesante concepto que va acompañado en apropiarse del vocabulario político para retorcerlo y convertirlo en populismo postverdadero.
El problema, aunque parezca menor, es que el Parlamento catalán no es soberano. El argumento utilizado por los independentistas de la obediencia debida al pueblo es interesante, pero después del trienio rupturista, la sociedad catalana sigue dividida en dos bloques perfectamente estables: 45% a favor y en contra de la independencia.
Bloque secesionista que se desvanece cuando se pregunta por los pactos posibles con el gobierno español. Los independentistas, entonces, representan el 20% del electorado. Lo que me interesa es buscar una explicación a las formas que ha utilizado el soberanismo desde 2012 para llegar a los momentos que hemos contemplado estos días. ¿Estamos ante una actuación política que se pueda comparar al populismo? No. Cuando analizamos los años llamados a convertirse en la famosa desconexión, eufemismo de independencia, vemos de manera meridiana que los ideólogos de la independencia se han inspirado en una idea mucho más sutil. Insurgencia.
La Real Academia de la lengua Española define la insurgencia como un levantamiento contra la autoridad. Y lo cierto es que todos los movimientos en Cataluña que se han producido desde 2012 lo son. La consulta del 9 de noviembre de 2014, definir las elecciones de septiembre de 2015 como «plebiscitarias», la Declaración de desconexión del 9 de noviembre del 2015, la Comisión de Estudios del Proceso Constituyente, cuyas conclusiones fueron votadas el 28 de julio 2016.
¿Por qué insurgencia como concepto para definir lo que está ocurriendo en Cataluña? Veamos.
Las diversas definiciones coinciden en que la insurgencia está protagonizada por un conjunto de actores que se enfrentan de manera organizada y prolongada en el tiempo a la autoridad política establecida, mediante una estrategia efectiva de movilización social pacífica. Las masivas manifestaciones de cada año por el 11 de septiembre desde el 2012. Hemos pasado del Pacto fiscal al derecho a decidir, del derecho a decidir a una consulta, de una consulta a unas elecciones «plebiscitarias», de las «plebiscitarias» a un mandato democrático convertido en proceso camino de la desconexión. Y así In aeternum.
Pero, la estrategia de los partidos independentistas es cada día más clara. El choque de trenes entre los dos gobiernos que permitiría que hubiese un conflicto institucional entre «España» y «Cataluña» para así internacionalizarlo y que la Unión Europea tuviera que intervenir.
La Cataluña insurgente frente a la España de baja calidad democrática. El sueño de los secesionistas hecho realidad. El triunfo de la insurgencia. Vista la estrategia soberanista, y vista la estrategia del Partido Popular, de confrontación de dos nacionalismos con réditos electorales en los dos bandos, la pregunta que se plantea es ¿seguro que se quiere dialogar?
En todo caso, el independentismo catalán debería recordar que seguir su camino hacia la mítica isla de Ítaca, tiene un pequeño problema, sólo llegó Ulises.