La búsqueda del centro
Cada vez más países europeos apuestan por el centro como contrafuego a los populismos y como la mejor forma de responder al creciente conservadurismo que va ganando espacio en sus sociedades
El PSOE, PP, Junts per Catalunya, ERC y Yolanda Díaz buscan, por distintos caminos, dar con el centro; un centro que les permita captar la atención de nuevos votantes y preservar una buena parte de los que ya tienen. En las anteriores elecciones generales, Pedro Sánchez pretendió, sin conseguirlo, situar al PSOE en la senda que emprendió Emmanuel Macron en Francia cuando consiguió seducir a votantes de la izquierda y de la derecha.
Alberto Núñez Feijóo se declara como un político de centro, moderado y pragmático para liderar el nuevo PP, proponiendo un proyecto más abierto para dirigirse a aquellos ciudadanos que tanto pueden votar al centro/derecha como al centro/izquierda. Jordi Turull busca liderar a Junts per Catalunya para que el partido recupere algunas señas de identidad de la antigua Convergencia que le permitan volver a ganar las elecciones.
Pere Aragonés, Presidente de la Generalitat, sigue avanzando en su propósito de abrir una amplia vía para el independentismo, que implica centrar a su partido para disputar la hegemonía de la izquierda al PSC en la región metropolitana de cara a las próximas elecciones municipales. Yolanda Díaz, la apuesta fallida de Pablo Iglesias, explora en el espacio de Unidas Podemos la forma de centrar a la formación violeta hacia tonos más rojos y atenuados.
Incluso al PNV, el partido más de centro de todos, le gustaría encontrar la manera de seguir profundizando en fórmulas electorales aún más de centro. El centro que hace seis años nadie aspiraba a representar porque implicaba estar en tierra de nadie en un momento político donde la radicalidad política sumaba más que restaba, ahora es el nuevo horizonte al que todos quieren llegar.
Ya sea desde la izquierda o desde la derecha, nacionalistas o independentistas, todo el mundo aspira a lograr ser vistos como partidos de centro. Países como Francia, Alemania o Italia han apostado por el centro como contrafuego a los populismos y como la mejor forma de responder al creciente conservadurismo que va ganando espacio en sus sociedades. Es un centro desde el que se pueden fraguar coaliciones, pactos y acuerdos mejor que desde la ortodoxia extremista. Las sucesivas crisis económicas, la crisis pandémica, la guerra en Ucrania o la energética han situado a muchos ciudadanos en la senda del centro y se alejan de los extremos políticos.
Para muchos ciudadanos, ya no es tan importante cambiar el mundo sino conseguir mantener a flote a sus familias. En las próximas elecciones generales será más determinante el mantenimiento de las pensiones o reflotar la economía que el cambio climático e, incluso, que los conflictos internacionales. Para responder al malestar social por culpa de la crisis económica poco se podrá hacer enarbolando la bandera del miedo a la derecha o la izquierda con objeto de ganar las elecciones.
Todos los partidos con voluntad de ganar las elecciones se precipitan a lograr alcanzar el centro para que los votantes los vean con capacidad de haber abandonado las trincheras ideológicas. Nos encontramos ante un giro político hacia el centro tras largos años de haber prometido el fin del partidismo, la nueva política, el proceso de independencia o recetas neoliberales para cambiar las cosas, sin haberlo logrado. La búsqueda del centro implica la aceptación de que solo se podrá superar la crisis si son capaces de pactar acuerdos unos con otros.