La autodestrucción del PP

Si la denuncia, sin pruebas, contra Isabel Diaz Ayuso se queda en un ‘bluf’, tendrá que haber más dimisiones en el equipo de Casado

No han hecho las cosas bien en el PP. Han metido la pata. Hasta el zancarrón. Víctimas de su obsesión con el tirón de Isabel Díaz Ayuso, como si se tratara de la dirigente de otro partido, han caído en la trampa que ni ellos mismos saben quién se la ha puesto. Si Pablo Casado y su secretario general, Teodoro García Egea siguen sin encontrar indicios inculpatorios contra la presidenta de Madrid por el cobro de una comisión supuestamente irregular, habrá fracasado su burda maniobra contra la presidenta de madrileña y, sin embargo, compañera de partido.

Después de un tira y afloja en los medios, Isabel Díaz Ayuso explicó, a través de un comunicado, que el cobro del contrato de su hermano no era de 286.000 euros, como decían los dirigentes del PP sino de 55.000 (un 3% del contrato total) y no por mediación ni comisión sino por traslado de material. Si Casado no tiene otra prueba, se le pincha el soufflé. Y además de Ángel Carromero y el responsable de las redes sociales, tendrá que haber más dimisiones. Por elevación. Para apagar el fuego que ellos mismos han desencadenado.

La obcecación de la dirección de los populares con Isabel Díaz Ayuso, para que no controle ella el aparato de la poderosa organización de Madrid, les ha llevado a un callejón sin salida en el peor momento político. Detrás de la excusa de la lucha contra la corrupción, que es una causa muy noble, asoma la lucha por el poder entre el aparato de Génova y la presidenta madrileña que les ha situado al borde del abismo.

La ganadora de las elecciones a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acompañada por el presidente del PP nacional, Pablo Casado. EFE/Zipi.

Sin pruebas, con rumores y sospechas. Con un dossier sobre el contrato del hermano de Isabel Díaz Ayuso que resolvió con diligencia la adquisición de mascarillas en el mercado de China durante la etapa más cruda de la pandemia cuando los protectores brillaban por su ausencia y el gobierno de la Moncloa estaba sumido en una paralización colectiva con una falta manifiesta de reacción en los mercados. Solo con ese informe facilitado por “una institución pública”, según palabras del propio Casado, la dirección del PP se lanzó a tumba abierta contra Isabel Díaz Ayuso. Contra su principal motor electoral, su principal fuerza, la líder del PP por excelencia en la oposición frontal a Pedro Sánchez. El daño ya está hecho. Y el PP está entrando en una fase autodestructiva de la que difícilmente podrá recuperarse.

Por qué lo llaman investigación cuando quieren decir espionaje

Pablo Casado, después de haber estado desaparecido durante 24 horas desde que Isabel Díaz Ayuso y Teodoro García Egea se tiraran los trastos en la plaza pública y por riguroso orden de aparición, se presentó ante los micrófonos de Cope y se hizo un lío con las explicaciones. Que no estaban acusando de nada a Isabel Díaz Ayuso, solo la estaban investigando, decía para defenderse cuando se le recordaba que en un Estado de derecho como el nuestro, no hay que demostrar la inocencia sino la culpabilidad de la persona a la que se acusa. Y se enredó tanto con la procedencia del dossier sobre el hermano de Díaz Ayuso que había desatado este episodio de bochornoso espionaje que al final dejó la impresión de que cualquier chiquilicuatre se lo podía haber pasado por debajo de la puerta del despacho. Y así desmentía lo que le había confesado a la implicada: que el informe procedía de la Moncloa.

El caso es que Casado y Teodoro, tan preocupados por el contrato de marras y su comisión, pusieron en marcha un chapucero mecanismo de investigación que al final extendía sus redes al entorno de la presidenta, sus ex parejas y su jefe de gabinete. La vida de los otros. Buscaban algo más que un contrato irregular. ¿Alguna mácula que diera al traste con la brillante carrera de Díaz Ayuso? Se trataba de una operación maquillada con el título de investigación, que va acompañada ahora de un expediente informativo contra Díaz Ayuso, cargada de prejuicios con conclusiones ya tomadas de antemano.

Con la desconfianza obsesiva de Teodoro García Egea, que no ha sabido mantener al partido unido, en un momento dulce para el PP en las urnas autonómicas, que no ha querido aprovechar el éxito electoral de Isabel Díaz Ayuso, el PP ha gripado su motor muy lejos de la estación que le debería acercar hasta la Moncloa. El partido que barrió a las izquierdas en Madrid y que ha sido el más votado en Castilla y León está ahora dividido y con la afiliación estupefacta. Para mayor gloria de Pedro Sánchez.

La guerra interna del PP, un beneficio a la izquierda y a Vox

El PP le acaba de hacer un favor a la izquierda y, de paso, a Vox que seguirá engordando en las urnas. El primer interesado en desactivar a la líder de centro derecha por excelencia es Pedro Sánchez. Y ese trabajito se lo están haciendo desde la sala de máquinas del PP. La acusación de Ayuso contra Casado de intentar acabar con ella de forma cruel hace imposible que los dos sigan militando bajo el mismo techo. Nunca estuvo un partido tan lejos de la voluntad de sus electores. No se puede ser más torpe.