La alternativa financiera
En una semana en la se agrava el escándalo de los desahucios y el Gobierno del Estado se limita a poner un parche, escuché con atención las aportaciones que varios expertos hicieron sobre el sistema financiero en unas jornadas organizadas por la Fundación Irla.
Escuché al doctor Carles Sudrià, experto en historia de las instituciones económicas, que narraba el nacimiento, esplendor y final del sistema de cajas catalán. Y como a pesar de que en porcentaje de depósitos sobre el total español no se había variado después del derrumbe, ahora éste estaba en manos de dos bancos.
Por lo tanto, se perdía una parte del servicio a las personas, se ponía en riesgo la obra social y se alejaba el poder financiero del territorio. Con la pérdida de la proximidad que tenía el sistema capilar de cajas se aumentarían los costes y obstáculos de la intermediación con el cliente. Por lo tanto, aquella función inicial de la banca social quedaba, en parte, huérfana.
Escuché también con atención al doctor Oriol Junqueras, experto en historia del pensamiento económico, que recordaba que España es el estado europeo con más quiebras de la historia y que cuando por carencia de regulación, el mercado financiero no da cobertura a las necesidades sociales, es tarea de los gobiernos suplirla.
En este sentido, reclamó una recuperación de los instrumentos monetarios para hacer política y apuntó a la transformación del Banco Central Eurropeu en un banco de desarrollo que apueste, como tendría que hacer el ICF, para hacer llegar su dinero, directamente a la vena productiva. Esto quiere decir inversiones en infraestructuras claves europeas o nacionales (Corredor Mediterráneo), acceso al crédito a pymes innovadoras, especialmente de la economía verde e inyección a todos los proyectos de desarrollo y de innovación que transformen la investigación en producto de mercado y empleo.
Finalmente, de la mano de Montse Andrés, de Ausbanc, entendimos las dimensiones dramáticas que produce no haber leído la letra pequeña de los contratos con los bancos y la desidia, para no decir prevaricación, con que las autoridades reguladoras, Banco de España y CNMV, han obviado las malas prácticas bancarias, fuera de la ley.
Y también conocimos de la mano de Jordi Marí y Jaume Albaigés, alternativas de banca ética y cooperativa y sistemas de crowdfunding como mecenazgos, créditos o inversiones colectivas fuera del circuito bancario que se están difundiendo de forma creciente en los países más avanzados del planeta. Escuchando los casos de creación de alternativas al colapso de las finanzas tradicionales para la función social que tendrían que cumplir, y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías para estos proyectos, se ve que la humanidad es creativa y capaz de inventar salidas a aparentes callejones sin salida.