Juego de trenes
Con ánimo de lucro: este es el elenco de juristas célebres, la mayoría extranjeros, que ha contratado la defensa de Puigdemont
Una de las metáforas más resultonas pergeñadas por los creativos del procés evocaba el calamitoso choque del tren español con el catalán. Cuando éste último acabó en vía muerta, los promotores del castañazo ferroviario elevaron la apuesta maquinando una colisión de trenes internacionales.
Visto lo visto durante el desarrollo del juicio en el Tribunal Supremo, las defensas y los defendidos parecen haber renunciado a esa instancia y cual liebre esopiana pululan ya por Estrasburgo, para lo que los acusados, presentes y ausentes, han reclutado un elenco de juristas célebres, en su mayoría extranjeros, cuyas biografías están trufadas de rasgos peculiares.
La fiscalía de la Audiencia de Barcelona pidió penas de cárcel de cuatro años para Alonso-Cuevillas
Este dream team de picapletitos de altos vuelos cuenta, no obstante, con un cuota autóctona en la persona de Jaume Alonso-Cuevillas, vástago de un influyente dirigente de la FET y de las JONS, que fue brevemente decano del Colegio de Abogados de Barcelona, hasta que en 1997 una serie de querellas interpuestas por varios miembros de la Junta de Gobierno con base al cobro irregular de dietas, pagos de encuestas electorales a beneficio propio, y el uso de fondos colegiales para remodelar su despacho, llevaran a la pronta suspensión de su cargo.
La fiscalía de la Audiencia de Barcelona pidió inhabilitación y penas de cárcel de cuatro años, en un proceso tortuoso que duró más de un año, y que culminó con una sentencia que absolvía a Alonso-Cuevillas al tiempo que le recriminaba su deslealtad profesional.
Los casos de Boye y Anwar
Ya como parte del contingente internacional, destaca Gonzalo Boye Tuset, un chileno con madre de ascendencia catalana y partidaria de Augusto Pinochet, que fue detenido por la policía española en 1992 por colaborar activamente con ETA en el secuestro durante 249 días del empresario Emiliano Revilla en 1988, por lo que fue condenado a 14 años de cárcel, que cumplió en Carabanchel, donde se licenció en derecho a través de la UNED. El bufete de Boye combina los casos perfil progresista –Edward Snowden o Rodrigo Lanza– con otros vinculados al narcotráfico y el contrabando –Sito Miñanco o Marcial Dorado-.
Otra figura célebre en este equipo es el escocés de origen paquistaní Aamer Anwar, abogado pro derechos humanos y rector de la Universidad de Glasgow que defiende a Clara Ponsatí.
Anwar fue juzgado por desacato en el Tribunal Superior de Edimburgo, a raíz de las críticas públicas que hizo en 2008 a los jueces británicos y al sistema judicial en relación a la condena del terrorista suicida Mohammed Atif Siddique.
Si bien Aamer Anwar fue absuelto de los cargos de desacato, la sentencia destacó que Anwar no había cumplido con los estándares deontológicos que se esperaban de los abogados, y que su comportamiento había sido indebidamente falaz, airado y petulante.
Las figuras de Emmerson y de Zayas
Sin salir de las Islas Británicas, nos encontramos con otra superestrella en la persona Ben Emmerson, experto de la jet set en derecho internacional público, que en 2016 fue suspendido de su lucrativo cargo como abogado principal en la causa de investigación nacional sobre abusos sexuales infantiles, entre acusaciones de arrogancia e intimidación a los miembros de la comisión investigadora. Paradójicamente, una trabajadora de la comisión elevó una queja contra Emmerson por acoso sexual en un ascensor.
En esta lista no podía faltar Alfred de Zayas, abogado e historiador de origen cubano, y a la sazón experto independiente en la ONU para la “promoción de un orden internacional democrático y equitativo”, y que ahora forma parte del selecto grupo de asesores legales del clan Puigdemont enumerado en este artículo.
Tampoco la carrera profesional de de Zayas ha estado libre de polémicas. En 2012, la organización UN Watch denunció su nombramiento alegando su trayectoria literaria revisionista en relación al holocausto y al juicio de Nüremberg, trufada de antisemitismo.
En fechas más recientes, de Zayas visitó Venezuela por encargo de la ONU, concluyendo que la situación venezolana no podía ser tildada de crisis humanitaria, sino de escasez, y desabastecimiento causados por el bloqueo financiero. Solo nos podemos imaginar el astronómico coste mensual de las minutas profesionales de estas figuras, y especular con el origen de los fondos con que se pagan.
Lo que parece claro es que lo que buscan estos letrados es un lucro incesante, por lo que parafraseando a Winston Churchill, podemos esperar que la sentencia del Supremo no será el final, ni siquiera el principio del final. Dados los intereses creados, será, más bien, el final del principio del juego de trenes.