La cuadratura del círculo del Gobierno de Sánchez e Iglesias

Un gobierno con una mayoría parlamentaria inexistente, incapaz de aprobar unos presupuestos, debe abordar una de las peores situaciones en décadas

La sabiduría popular dice que “lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”. Pues eso. La aritmética parlamentaria española lleva endiablándose desde hace unos años. En vez de ponerle solución mediante unos pactos trabajados y generosos, Pedro Sánchez prefirió llegar a la Moncloa mediante la vía fácil de sumar egoísmos.

Hoy esa mayoría muestra su desnudez y debilidad cuando el problema que debe afrontar es mucho más temible que una oposición compartimentada y sin un rumbo claro. El problema hoy es una pandemia universal – 250.000 muertos al menos en todo el mundo – que deja una recesión con una caída en España del PIB en torno al 10% y un paro cercano al 20%, según las primeras previsiones gubernamentales.

La mayoría que sostiene a Pedro Sánchez en la presidencia del Gobierno en realidad no existe, es una imagen fake, por utilizar un término al uso. Suma en el Gobierno dos socios que hasta minutos antes de que se contaran los votos que arrojaban las urnas se odiaban. Hoy esos dos socios compiten por las migajas con las que componer un perfil para presentarse electoralmente ante la ciudadanía.

La quebradiza mayoría del Gobierno

Del resto de socios necesarios para gobernar España, a unos les importa un pimiento –España para ellos es simplemente algo útil en determinados momentos– y a otros sencillamente les molesta y su único objetivo es su demolición, en algunos casos ordenada, en otros ni eso. Luego hay otros socios minoritarios como el PRC o Teruel Existe que sólo pretenden hablar de su libro.

Con esos mimbres, la mayoría que apoya al Gobierno es tan quebradiza como un mal cristal. Poco bagaje para abordar un desafío del tamaño y la voracidad que muestra el coronavirus. Ese defecto de nacimiento de la base de este Gobierno podría solucionarse. Es cierto.

«La soberbia, el egoísmo y la miopía política hacen imposibles los pactos de reconstrucción»

La idea de ampliarla y sumar al resto de partidos e instituciones en unos pactos con el objetivo de reconstruir España tras la devastación sanitaria, social y económica provocada por la pandemia, no era mala. Si no todos, al menos que estuvieran aquellos que en su proyecto político sí está España. Pero la soberbia de unos, el egoísmo de otros y la miopía política de la mayoría –sobre todo de los que conforman el Gobierno– la han hecho imposible.

Hoy, las previsiones del cuadro macroeconómico que las autoridades españolas han llevado a Bruselas muestran un panorama desolador: un déficit público (diferencia entre lo que gastamos y lo que ingresamos) de más de 100.000 millones de euros; una deuda que escalará hasta cerca del 120% del PIB; un paro próximo al 20% (una de cada cinco personas)… Son cifras que por sí solas bastan para echarse a temblar. Si además se consideraran excesivamente optimistas, ya dibujarían un marco sobrecogedor.

Pues bien, para más inri ese presupuesto enviado a Bruselas carece de su correspondiente en España. Europa va a tener el privilegio de conocer una estimación de la evolución de las cuentas del Reino de España, que los españoles no hemos conocido y por supuesto no se han discutido en sede parlamentaria. Porque, para añadir más dramatismo a la situación, este Gobierno no tiene presupuesto. Los que formalmente rigen la vida de la economía española y sus administraciones son… ¡de 2018!

En diciembre de 2019, el Gobierno ante la imposibilidad de aprobar sus propios presupuestos decidió prorrogar por cuarta vez los de 2018, que había elaborado un año antes Cristóbal Montoro, ministro de Economía del PP. Y desde entonces ahí vamos: parcheando el principal instrumento de política económica de un gobierno.

Un Gobierno con una mayoría parlamentaria inexistente, débil en sus planteamientos políticos, incapaz de aprobar unos presupuestos… debe abordar una de las peores situaciones vividas por los españoles en décadas. Imposible. O casi. Como la cuadratura del círculo.

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