La desescalada independentista
ERC y JxCat mantienen una guerra, como si fueran Coreas separatistas. La lucha final se realizará en sus campos de batalla: TV3, Catalunya Ràdio y la ANC
Parecía razonable que una vez nos desconfinaran y entráramos en la nueva normalidad el debate político se centrara en lo económico. Motivos no faltan. Pero no va a ser así. Hubo en tiempo en el que existía una clara distinción entre política nacional y política catalana. Hoy ya no. La dependencia de Sánchez de los diputados de ERC es tal que no hay nada más español que la política catalana.
Pedro Sánchez es muy parecido a Tecla, la araña de la serie de dibujos animados La abeja Maya que tejía una red y atrapaba a todos. ERC quizás quisiera mantener cierta distancia social con el PSOE, no ligar tanto su suerte a los giros constantes e inesperados de Sánchez, a su juego un tanto trilero de amagar con ofrecer, anunciar en gran formato y no llevar casi nada a la práctica, pero no le es posible.
JxCat empuja a ERC hacia Sánchez, sin opción, de forma irremediable. La praxis del conglomerado de Torra y Puigdemont no deja margen a ERC, para los republicanos es Sánchez o la nada.
En la etapa del Procés previa al 1-O de 2017 el independentismo jugó la carta económica, la crisis del 2008 jugaba a su favor y el déficit fiscal, la ruina del plan Z, la quiebra de la banca, el paro masivo y el cierre en cadena de empresas favoreció la creación de un clima que daba a entender que la España quebrada, holgazana y decadente era un lastre. En la actualidad, en una etapa de secuela del Procés la economía, contra pronóstico, para los independentistas no cuenta.
Canadell fue a la Cámara de Barcelona a hacer política y los titulares que apuntan a que podría dejar la presidencia de la Cámara para pasarse a la política son erróneos, Canadell nunca ha dejado de hacer política, fue a la Cámara a politizarla y seguirá haciendo política si la deja para ir en la lista electoral de JxCat.
Las elecciones catalanas, cuando se celebren, serán un evento. Un duelo a dirimir entre independentistas, con pistolas, al amanecer, sin niebla, a cara descubierta, con testigos de ambos contendientes que no se sabe a ciencia cierta a quien apadrinan porque han cambiado tantas veces de bando que ya no se sabe quien va con quien ni que les diferencia.
Las elecciones catalanas, cuando se celebren, serán un evento. Un duelo a dirimir entre independentistas, con pistolas, al amanecer
En la política previa a las elecciones en las tres nacionalidades históricas, Galicia, País Vasco y Cataluña, nada es lo que parece, ni nada está claro. El PNV, alabado, erróneamente por moderado, cuando debería ser reconocido por su cinismo, abandona la moderación un instante para apoyar el no suplicatorio de Borras, la delegada de Puigdemont en ese Berlín Este que para el independentismo es Madrid.
En cambio ERC, socio de gobierno de Borràs, vota a favor de que su presunta aliada en el gobierno catalán sea juzgada, nada más y nada menos que por el sanedrín más odiado por el líder Republicano, Junqueras, que es el Tribunal Supremo.
La batalla ERC – JxCat: ni disimulan
En esa lucha fratricida entre Coreas separatistas, entre Vietnamitas indepes, los demás necesitamos un tutorial para comprender cada matiz, cada gesto. Solo la grosería de los insultos en público entre ellos; solo hay que ver la pelea reciente entre Sergi Sol –asesor máximo de Junqueras- y Pilar Calvo –periodista de confianza del entorno de poder de JxCat- en un campo propio para ellos como es TV3 nos permite hacernos una idea de cual es el nivel de inquina que el independentismo destila entre ellos mismos.
ERC y JxCat no van a tomarse la molestia de disimular, las elecciones catalanas van a ir simple y llanamente de poder, de cargos, de sueldos, de asesores y de venganzas. Hamas y Al Fatah, Martires de Al Aqsa y Hezbollah. Para el gran público lo mismo; para los introducidos, un mundo terrorífico pero lleno de matices.
Hubo un tiempo, durante la transición y la postrransición donde todo era más previsible y estaba establecido. El partido ganador gobernaba en Moncloa en solitario y los dos grandes partidos nacionalistas apoyaban a ese partido fuese cual fuese a cambio de tener bula para hacer lo que quisieran en su territorio, ese tiempo feliz ya paso.
Hoy ERC pacta con Sánchez pero sus acuerdos no son aplicables en Cataluña porque los republicanos no ostentan la presidencia de la Generalitat. Hoy el PNV tiene más poder que el simple apoyo a Sánchez: puede elegir a los socialistas vascos para gobernar… O no, para irse con Bildu; puede dejar caer a los socialistas en Navarra, o no… Apoyarles para que gobiernen y vasquicen la Comunidad Foral.
El debate en las próximas semanas no va a estar ni en la financiación, ni el concierto económico, ni la gestión de los fondos europeos en manos de Aragonès. El debate será endogámico, entre ellos, en sus campos de batalla de TV3, Catalunya Ràdio o las Asambleas de la ANC. Lo que se dirime es quien asiste, citando a Revilla, manso como un cordero, a las cumbres de presidentes autonómicos.